Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

lunes, 24 de julio de 2017

10 razones por las que un trabajador no debería renunciar a sus vacaciones

Acabo de regresar de una semana de desconexión. Un cambio de aires. Un respiro. Una escapada al mar. Doy tantos rodeos para no decir la palabra maldita: vacaciones. Cuando uno está desempleado suena a cachondeo comentar en público que estás de vacaciones. Seguro que alguien piensa que llevas disfrutando de ellas desde el mismo día que pasaste por el INEM y el contador se puso en marcha. Y nada más lejos de la realidad. El caso es que si compartes tu vida cotidiana con dos menores y un trabajador en activo que están deseando –y lo tienen bien merecido- gozar del verano, te subes al carro vacacional tan ricamente. Y, ¡qué narices! El descanso es necesario tanto para unos como para otros. Oxigenar un cerebro dedicado por completo a buscar trabajo es casi más prioritario. Así que comprenderéis que tenga algo que decir sobre el agrio y encendido debate que ha surgido estos días a propósito de la intención de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, de renunciar un año más a las que ella considera voluntarias vacaciones de verano y, con su postura, cuestionar toda una conquista social, un santo derecho que, junto con la jubilación, han adquirido con el sudor de su frente todos los trabajadores.


Partiendo de la base de que cada uno puede hacer con su vida lo que le plazca, mientras no moleste al vecino ni se salte la ley, he encontrado poderosas razones para que quienes prefieren trabajar todos los días de su vida quizá se replanteen su decisión. Queridos adictos al trabajo, aquí os detallo solo 10 de los numerosos motivos por los que merece la pena frenar al menos una vez al año, aunque solo sean ocho días, que por lo que parece se considera la cifra perfecta

1-Das un respiro a tus colegas de trabajo y a tus vecinos de abajo.

2-Actividades a priori anodinas como elegir destino, buscar ofertas, hacer la maleta, leer un mapa o parar a estirar las piernas y hacer pis en un área de servicio, se convierten en fabuloso preámbulo de una fantástica aventura.

3-Te baja el estrés y te sube el ánimo, así que tu salud te lo agradece.

4-Contribuyes a mantener el motor de la economía del país, que es el turismo.

5-Sales de tu burbuja y ves en primera fila el mundo real que existe ahí fuera.

6-Das un poco de color y vidilla a tus redes sociales.

7-Pierdes la noción del tiempo, aprendes a vivir sin reloj ni calendario y te vuelves primitivo: Duermes cuando tienes sueño y comes cuando tienen hambre. 

8-Valoras lo que dejaste en casa, por ejemplo, tu almohada o tus escarpines.

9-Si te regalas unos días libres en realidad te estás brindando el más valioso de los regalos: tiempo. Que, por ejemplo, puedes emplear en leer más y mejor.

10-Y, por último, aunque adores tu trabajo, recuerda que vivir es lo que haces cuando concluye tu jornada laboral. De hecho, por lo general, las personas que van a morir coinciden en arrepentirse de haber trabajado tanto en su vida.

Frente a estas diez razones de peso para desconectar, solo hay un inconveniente: los beneficios de este merecido descanso duran muy poco, lo que tardas en volver a la oficina y a la cruda realidad. Pero, ¿sabes? Que te quiten lo bailao.

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