Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

viernes, 14 de febrero de 2020

Escandalizados con la realidad del posparto

La Academia del Cine de Hollywood y la cadena de televisión ABC rechazaron la emisión de un anuncio que el público americano debía haber visto durante las pausas publicitarias de la última gala de los Oscars. Se trata de un spot de la marca Frida, dedicada a comercializar productos para el posparto, que no escatima en realismo a la hora de mostrar en un cuerpo femenino los efectos de dar a luz, algo que a los responsables de la ceremonia les resultó demasiado gráfico. Juzgad vosotros mismos.


Como podéis apreciar, la protagonista es simplemente una mamá aún convaleciente que despierta en medio de la noche alertada por los llantos de su bebé y se ve obligada a levantarse de la cama con su vientre dado de sí. Vemos que se mueve con dificultad. Probablemente le tiran los puntos de la episotomía, por no hablar de la incomodidad de llevar una gran compresa para absorber las pérdidas de sangre de esos días posteriores al parto. La mujer necesita ir al baño, limpiarse cuidadosamente, aplicarse algún producto para desinfectar la herida e incluso tratarse alguna hemorroide que haya brotado con los esfuerzos realizados en el paritorio para expulsar el bebé. Las que hayan pasado por ello sabrán de lo que hablo. Todo esto se muestra en el anuncio sin filtro de ninguna clase. Es fácilmente comprensible, por tanto, la negativa de los responsables de la gran gala del cine a permitir que tanta escatología irrumpiera en medio del mayor y más glamuroso evento televisado a nivel mundial. ¡Claro, hombre! Son ganas de hacer sufrir a la audiencia innecesariamente. Mejor silenciar esa parte oscura de la maternidad. Mantengamos a la población viviendo en la ignorancia y creyendo en la cigüeña. Sigamos pretendiendo pintar el embarazo, el parto y el posparto como esa experiencia mágica con la que sueña cualquier hembra desde su más tierna infancia. Pero no osemos desvelar la realidad, no vaya a ser que alguna se eche atrás o que alguno vomite hasta la primera papilla. Honestamente creo que lo que de verdad inquietó a los censores no fue tanto la gran compresa-pañal, la maxi braga-rejilla de sujeción o el vientre dado de sí de la mamá, sino el instante en que a ella se la ve sin ropa interior o sentada en la taza del váter.

Imagen de OpenClipart-Vectors en Pixabay 
Pocos días después de esto, conocíamos en la prensa las fotos ganadoras del concurso de la Asociación Internacional de Fotógrafos Profesionales de Nacimientos. Sí, hay una asociación de fotógrafos especializados en captar toda la belleza y la miseria del momento en cuestión. Como os podéis imaginar, las instantáneas no dejan indiferente y eso se nota en los comentarios de los lectores del periódico que las publicó. Unos las consideran demasiado sangrientas, otros piensan que ese acto es demasiado privado como para fotografiarlo y no falta quien, asumiendo como milagro cotidiano el acto de parir, no le ve el punto estético.
  
El nacimiento de un bebé, ese acto tan extraordinario de crear una nueva vida, tiene un lado oscuro que no sé por qué motivo tratamos de ocultar. En un parto hay sangre, sí, todo el mundo debería saberlo. Tener hijos duele, por supuesto, nadie debería sorprenderse por ello. En cuanto al proceso de recuperación, también tiene lo suyo, así que no corramos un tupido velo.

Por cierto, hace algunas semanas la actriz Patricia Montero compartía una foto dando el pecho a su bebé, otro de los tabúes relacionados con la maternidad. Parece que nos cuesta aceptar que somos animales mamíferos. El caso es que muchos de sus seguidores elogiaron su gesto por entender que contribuye a que la lactancia materna en público se vea como algo natural. ¿Por qué hay que esconderse para sacarse la teta y alimentar a tu bebé? Lamentablemente no todo el mundo reaccionó de igual manera y la mamá tuvo que soportar de todo. No faltaron los que llegaron a criticarla hasta la náusea, acusándola de “sexualizar un momento precioso”. Definitivamente el problema no está en este tipo de imágenes, sino en los ojos de quienes las miran.

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