Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

martes, 20 de agosto de 2019

10 cosas que hemos aprendido con la crisis del Open Arms

Cuando escribo este post, el barco de la ONG Proactiva Open Arms lleva ya 19 días en mar abierto sin encontrar un puerto cercano y seguro en el que desembarcar a los 83 inmigrantes que quedan aún a bordo del centenar de rescatados en el Mediterráneo central cuando huían de las costas de Libia. Desde la cubierta se divisa perfectamente la isla italiana de Lampedusa, donde ya podían haber atracado si no fuera porque el ministro italiano del Interior, Matteo Salvini, se ha obcecado en prohibirlo. Y eso que la legislación marítima internacional establece que se permita desembarcar a los rescatados en el puerto cercano más seguro y que un juez ha anulado expresamente el decreto por el que Salvini impedía al buque de rescate adentrarse en su zona jurisdiccional. Al final, la propuesta de trasladar al pasaje a Sicilia para que de allí un avión los llevara a Madrid quedó descartada y el Gobierno español optó por enviar un buque de la armada española desde Rota hasta las cosas de Lampedusa para recoger a los inmigrantes. La travesía dura tres días. Cuando llegue ya se habrá acatado la orden de un fiscal italiano, la inacutación provisional del barco de la ONG y el desembarco de los pasajeros.

De todas las experiencias se saca una enseñanza y, a la hora de señalar lo aprendido con este caso, siento la tentación de hablar de la incapacidad de la Unión Europea para dar una respuesta conjunta al problema de la inmigración. Tendría cierta lógica, quizá, remarcar el papel de Matteo Salvini y preguntarme cómo es posible que un solo tipo esté ganando este pulso. Incluso podría tratar de procesar -para entenderla- la gestión que de este caso ha hecho el Gobierno español, al que le ha faltado algo, no sé si firmeza, autoridad o resolución; lo cierto es que con su tardanza en proponer soluciones y sus cambios de estrategia, ha contribuido activamente a convertir en emergencia humanitaria de primer orden lo que ha ido sucediendo a bordo del barco de la ONG. Una organización, todo sea dicho, empeñada también en cruzar la raya y saltarse prohibiciones. No olvidemos que el Open Arms solo puede dedicarse a transportar y entregar ayuda humanitaria para los refugiados porque el Ministerio de Fomento le vetó expresamente para realizar tareas de salvamento en esas aguas del Mediterráneo Central. Y lo hizo precisamente para evitar nuevas crisis como esta. Del mismo modo, entre las cosas que hemos aprendido a raíz de este nuevo caso, sería injusto no mencionar a las mafias que se enriquecen con los pocos ahorros de estos pobres diablos a los que dejan a la deriva confiando en que alguno de esos barcos humanitarios acabará rescatándolos, aunque sea a costa de generar un conflicto entre países y acabar bloqueados en alta mar porque nadie quiere abrirles sus puertos, como ha sido el caso. Eso si antes no se los traga una ola y sus cuerpos, entonces sí, terminan llegando a la costa. Las mareas se pasan por el forro las prohibiciones de Salvini. En cuanto a los negreros, poco les importará la suerte de sus clientes, ellos ya han cobrado.

Todas estas circunstancias que, en principio, animan a la reflexión y sin duda nos ilustran sobre esta realidad, se quedan en nada al lado del episodio que, en mi opinión, más nos ha enseñado en medio de este conflicto. Me refiero a una colección de tuits escritos por todo un flamante diputado del Congreso representando al partido Ciudadanos: Marcos de Quinto. Este caballero ya había dado muestras de su desenfado verbal a través de las redes. Algo lenguaraz e incapaz de resistirse a una provocación, de esas que abundan en Twitter, con el tema del Open Arms se ha venido arriba y ha llegado a sugerir que los rescatados del Open Arms eran “bien comidos pasajeros”. Esta afirmación provocó una lluvia de críticas de los tuiteros a quienes no dudó en responder con calificativos como imbécil, mantenido, troll de mierda, cretino, deficitario educacional… Aunque sus propios compañeros de partido en principio eludieron pronunciarse sobre sus manifestaciones, empiezan a surgir voces que piden que se le desautorice.




Por todo ello, no me puedo resistir a que este “pirata que navega sin bandera”,  como él mismo se presenta en su cuenta de Twitter, sea quien me inspire hoy para escribir las 10 cosas que hemos aprendido con la crisis del Open Arms:

1.-Que en las últimas elecciones irrumpieron en el Parlamento más hooligans que ciudadanos capacitados, equilibrados y con alma de servidores públicos.

2.-Que, como sospechábamos, las redes sociales son una herramienta de alto voltaje que hay que saber utilizar.

3.-Que dinero y posición social no son sinónimos de buena educación.

4.-Que la chispa de la vida la tendrá la Coca-Cola, pero no quienes han ocupado cargos directivos en la empresa.

5.-Que a la hora de reclutar talento en la sociedad civil es más importante valorar la sensibilidad que la cuenta de resultados (o la cuenta corriente).

6.-Que hay miserables en todas partes.

7.-Que los españoles nos merecemos más nivel en la clase política.

8.-Que de un exitoso hombre de negocios se espera algo más de altura.

9.-Que un servidor público debería tener un mínimo de contención y no responder a las provocaciones tirándose alegremente al barro.

10.-Y que quizá, al final, lo mejor para los ciudadanos –en todos los sentidos- es que no haya más remedio que volver a votar. Aún estamos a tiempo de corregir algunos errores y convertir en anécdota la breve carrera política de alguno.


2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con tus 10 conclusiones. Es todo muy vergonzoso. Me ha gustado el artículo.

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