Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

jueves, 28 de junio de 2018

Fallar por exceso en el marketing político

El primer aviso fueron las imágenes dándole al running por los jardines de la Moncloa y jugueteando con la perrita Turca en las escaleras de acceso al palacio.


La foto dentro del avión presidencial con gafas de sol fue carne de meme para las bestias hambrientas de Twitter.


Pero con el collage de las manos cargadas de determinación ya se sobraron. 


La línea entre el marketing político y el ridículo es tan delgada que como tus subalternos digitales de la cuenta Desde La Moncloa no mediten bien sus acciones, te va a tocar hacer cosas que nunca creerías, Pedro.

Imagina que un día tus asesores de imagen consideran que sería conveniente que el populacho te viera cocinando una barbacoa ataviado con un delantal y armado con una pinza en la mano para recoger la panceta. O cambiando una bombilla en la habitación de las niñas. O recortándote las uñas de los pies. O pidiéndole ayuda a tu mujer con el nudo de la corbata antes de salir para una sesión de control al Gobierno en el Congreso. O, ya puestos, por ir con la actualidad, exhumando los restos de Franco con pico y pala.

Es tontería arriesgarse. Si con ir a Bruselas y contestar en inglés ya tienes medio camino recorrido. No tenses inútilmente la cuerda. Deja que fluya. Be water my friend. Y recuerda esta puñado de escenas que algún experto en marketing político planteó porque en su cabeza sonaban muy bien, pero luego en vivo y en directo provocaron el efecto contrario al deseado:

-Cristina Cifuentes con mono y taladro decorando la sede del PP en Arroyomolinos:


 -Pablo Casado arando:


 -El selfie de Maíllo que acabó con su móvil en la paella:


 -El posado de las ministras de Zapatero en Vogue:


 -Errejón de modelo en Esquire:


-Gabriel Rufián en cualquiera de sus agitadoras puestas en escena:


-Antonio Miguel Carmona cantando en Qué tiempo tan feliz: Mira aquí el vídeo

Pues eso, Pedro. Que no te pueda la ansiedad de tener solo la mitad de una legislatura. A veces menos es más.

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