Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

lunes, 25 de enero de 2016

15 motivos para viajar siempre que haya una oportunidad

Uno podría no salir en toda su vida del lugar donde nace, relacionarse solo con los que se cruzan en su camino y ver el mundo únicamente a través de una pantalla, y probablemente tendría una idea de lo que hay fuera de su burbuja. Pero siempre le faltaría algo importante: vivirlo. Después de este fin de semana en Dublín -gracias a la tentadora oferta de mi buena amiga Chus-, me he reafirmado en mi convencimiento de que el mundo está ahí para que lo visitemos y que ese es el mejor antídoto contra todos los "ismos". Por si esto os pareciera una chorrada supina, he recopilado algunas razones de peso que defienden mi tesis. Son los 15 motivos para viajar siempre que haya una oportunidad:


1.-Coger un AVIÓN y sobrevolar las nubes, aunque te den vértigo las alturas y suponga perder horas, sufrir colas, quitarte las botas, el abrigo, el cinturón..., abrir el equipaje, sacar tus productos de aseo, meterlos en una bolsa de plástico transparente y pasar un arco de seguridad con los dedos cruzados para que no te toque un cacheo en caso de que pite. 

2.-Regalarle a tu nariz nuevos olores y a tu paladar nuevos sabores distintos a los que estás habituado. Y PROBAR SIN MIEDO


3.-ENTRENAR EL OÍDO con los sonidos de otro idioma, dialecto o acento, las músicas de allí, los ruidos del lugar, las voces de la gente.

4.-Adoptar otras COSTUMBRES, como almorzar a la hora del desayuno, manejar enchufes de tres clavijas o mirar al suelo antes de cruzar la calle para saber por dónde pueden venir los coches. 


5.-La WIFI. Descubrir que hay ciudades donde estás conectado sin gastar un euro en datos. Hay wifi en el aeropuerto, en el bus que te lleva al centro, en el apartamento alquilado por Airbnb, en el pub, en el parque y hasta en una catedral. Y entonces comprobar cómo en esto también estamos a años luz. 

6.-La ARQUITECTURA y los lugares turísticos, que nos permiten admirar lo ajeno y aprender también a valorar lo nuestro. 


7.-CAMINAR. Recorrer de arriba abajo el mapa arrugado con el que te orientas por la ciudad hasta que te duelen los pies.

8.-Hacer miles de FOTOS poseído por ese extraño arrebato que te hace mirar todo con encuadre. 


9.-APRENDER cosas que no sabías y nunca te habías preocupado de estudiar.

10.-Ver las cosas de casa más claras, con la PRESPECTIVA que da la distancia.


11.-Comprobar que EL MUNDO NO SE REDUCE AL PERÍMETRO DE TU OMBLIGO.

12.-EXTRAÑAR LA CAMA, o no. 


13.-Que TE ECHEN DE MENOS, o no.

14.-Poder CONTAR TU VIAJE a quienes no fueron y recordarlo algún día con quienes te acompañaron (a ellos va dedicado este post: Chus, Santi y Juan).

15.-Y por último.... PLANEAR EL SIGUIENTE DESTINO.

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