Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

miércoles, 24 de mayo de 2023

No somos racistas, no, qué va…

Que te llamen racista es casi tan ofensivo como que te insulten con el apelativo negro, gitano, moro, sudaca, facha, rojo, maricón o puta.

De ahí el escándalo originado por Vinicius cuando ha denunciado que España es racista. El delantero del Real Madrid se ha hartado de escuchar en las gradas y aledaños de los estadios la cantinela de ‘puto negro’ o ‘Vinicius, eres un mono’, improperios que en ningún caso estarían justificados por mucho que el futbolista sea un provocador y exhiba gestos que no le ayudan a hacerse querer.

Tras sus quejas, muchos se han rasgado las vestiduras. “No somos racistas, son casos aislados, cuatro energúmenos cobardes que aprovechan el anonimato que da ser parte de un grupo”, como sucede en las redes sociales.

Es cierto que en los campos de fútbol lo más fino que se escucha es “hijo de puta” y que, desde que este deporte mueve masas, la diana del improperio ha estado más puesta en el árbitro, que también iba antes de negro. 



Así que podemos echar balones fuera y culpar de todo al deporte rey porque despierta las bajas pasiones, pero estaríamos obviando algo relevante. En este país hasta hace bien poco, le pintábamos la cara con betún al rey Baltasar de las cabalgatas. Quiero decir que varias generaciones de españoles venimos con prejuicios de serie. Algunos van desterrándolos a medida que leen, se forman, viajan y se relacionan con gente diversa. Otros los mantienen y acrecientan, impermeables a cualquier razonamiento o al simple sentido común.

Basta con analizar nuestros propios comportamientos en diversas situaciones para saber si pertenecemos a uno u otro grupo.

-Imagina que tienes un piso para alquilar y dos candidatos, uno negro y otro como tú. ¿A quién se lo alquilas?

-Queda un puesto vacante en tu empresa y debes cubrirlo eligiendo a uno de los dos candidatos finalistas. Uno es negro y el otro es como tú. ¿A quién contratas?

-Buscas alguien que cuide de tu bebé y solo dos chicas reúnen todos los requisitos que buscabas. Una es negra y la otra como tú. ¿Con cuál te quedas?

-Vas por una calle peligrosa de noche. Por una acera camina un negro y por la otra alguien como tú. ¿Qué acera eliges?

-Hay dos asientos libres en el autobús, uno junto a un negro y el otro junto a alguien como tú. ¿Dónde te sientas?

-Notas que te han robado la cartera en un lugar donde solo hay dos personas más, una negra y otra como tú. ¿De quién sospecharías?

-Tu hija te comunica que ha dejado a su novio de toda la vida, uno como tú, porque se ha enamorado de un chico negro. ¿Recibes la noticia con satisfacción o con preocupación? (Imagino que esta respuesta depende de si el nuevo novio tiene la cuenta corriente de Vinicius)

-Tu médico de Familia deja el centro de salud y le sustituye otro que da la casualidad de que es negro. ¿Harías gestiones para cambiar de profesional o te quedarías con él?

-Dos personas han sufrido un accidente y se encuentran tendidas sobre el asfalto. Una es negra y la otra como tú. Avisas a emergencias, donde te piden que compruebes sus constantes vitales hasta que lleguen los sanitarios y, si fuera necesario, realices la respiración boca a boca. ¿Por cuál de los dos empiezas?

-En una estación de tren próxima a un centro de menores extranjeros no acompañados, entra al vagón por una puerta un chaval negro y por otra, un adolescente que podría ser tu hijo. ¿Quién pensarías que es un ‘mena’?

Valora los resultados y decide si eres racista o solo te da miedo el que no es como tú.

sábado, 6 de mayo de 2023

Réquiem por ‘Sálvame’

En los 14 años de emisión de ‘Sálvame’, en más de una ocasión habré visto algún momento del programa, voluntaria e involuntariamente, apretando el botón del 5 en el mando a distancia o zapeando, como todo hijo de vecino, aunque algunos eviten confesarlo por vergüenza o miedo al coste que podría pagar su reputación.

Como periodista, valoro el mérito que supone aguantar tanto tiempo en antena, primero luchando por las codiciadas audiencias televisivas y últimamente en la pelea de seguir destacando en un medio que ve amenazada su posición de poder por la competencia que suponen los contenidos audiovisuales alternativos para su consumo a través de redes sociales y plataformas de streaming.

También como colega, lamento que buena parte de las bocas que comen gracias a ese programa en La Fábrica de la Tele, la productora responsable del mismo, estén viviendo estos días la congoja de saber que en breve se irán al paro y deberán volver a buscarse la vida en el medio ahora que las cosas están tan achuchadas. Algo, por cierto, que sigue siendo habitual para quienes trabajan en proyectos televisivos, siempre esclavos de las audiencias y de la incertidumbre de saber la fecha en que firmas el contrato, pero desconocer la del finiquito.

Ignoro los motivos que han llevado a los directivos de Mediaset a cancelar el programa y entregarle la franja de tarde a Unicorn Content, la productora de Ana Rosa Quintana. Quizá han pensado que el formato estaba agotado. Puede que lo que se quiere es dar un giro a la línea de entretenimiento de la cadena. A lo mejor hay que echarle la culpa a estos tiempos electorales que lo contaminan todo.

Sea como sea, lo que rechazo frontalmente son los comentarios de quienes se alegran de la cancelación de este programa aplaudiendo el final de la “telebasura”. Sobre todo, me entristece que muchos de quienes lo celebran sean del gremio.


Resulta curioso que el corazón, como género periodístico, siga estando menospreciado dentro del oficio, cuando los medios convencionales considerados serios se nutren también de esos contenidos rosas, porque -desengañémonos- son los que más se leen y en formato digital dan más clics. De modo que se sigue desacreditando a los programas que abiertamente se dedican a ‘la farándula’, pero hemos normalizado que un telediario hable de Piqué y Shakira o que los periódicos incluyan una abultada crónica social.

‘Sálvame’ pasará a la historia como un show televisivo de entretenimiento que, entre risas, llantos, bailes y locura, como quien no quiere la cosa, ha luchado contra prejuicios, ha abanderado diversidad, ha hablado de maltrato y ha hecho por la difusión de enfermedades como la diabetes o el cáncer más que cualquier campaña divulgativa. Por no mencionar el papel que ha jugado como antídoto contra la soledad y producto de evasión para muchos espectadores.

Con el final de ‘Sálvame’ no acaba lo que los más ‘culturetas’ llaman “telebasura”. Basta con abrir Tiktok, Instagram, Twitter o conectarse a canales de Twitch o Youtube, donde abundan los vídeos que ya quisieran alcanzar la calidad de “telebasura” del programa que va a desaparecer.

Si yo fuera responsable de ‘Sálvame’ seguiría emitiéndolo por streaming en Internet o en formato podcast, ahora que está tan de moda. Quién sabe. Lo mismo montan un canal de Twitch, lo petan y en unos meses Mediaset llega a un acuerdo para emitirlo en sus cadenas. Como con la Kings League.