Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

lunes, 28 de mayo de 2018

Malos tiempos para los punkis

Mira que me fastidia y me deprime hablar sobre batallitas de mi pasado. Más que nada porque al emplazar temporalmente la historia caes en la cuenta de que el tiempo vuela y cuando uno empieza a rebobinar en décadas es que se está haciendo mayor. El caso es que hará casi treinta años, en muchos bares de copas de mi pueblo sonaban constantemente La Polla RecordsKortatu y Eskorbuto, bandas de rock radical vasco que se cagaban en políticos, banqueros, policías, periodistas, la iglesia, el capitalismo y casi todos los ismos, la autoridad y en general en cualquier bicho viviente que comulgara con el sistema establecido. De modo que cuando llegaba el sábado noche y salíamos por ahí, era inevitable vivir ese momento en que el pinchadiscos enlazaba canciones de los citados grupos, normalmente a altas horas de la madrugada, cuando ya te da igual ocho que ochenta. Entonces ‘la peña’ se venía arriba y arrancaba a bailar, por llamar de alguna manera a lo de dar saltos y empujarse unos contra otros con un botellín en una mano y un cigarrillo en la otra.


Ha pasado demasiado tiempo, así que quizá mis recuerdos no se mantienen excesivamente nítidos, pero me da la impresión de que en aquella época no me sentía escandalizada por las letras de esas canciones. Ni yo ni nadie. Ni siquiera la autoridad competente. Puede que la discreta calidad de los altavoces de los antros que frecuentaba, unida el ruido del local, más el tipo de música, contribuyera a que no entendiéramos muy bien lo que decían las letras. Puede que fuéramos asquerosamente jóvenes y, en consecuencia, nos divirtiera todo lo provocador y revolucionario. O puede, simplemente, que hacía pocos años que habíamos dado cerrojazo a la dictadura y la libertad de expresión era tan sagrada como para tomársela muy en serio. Quién sabe. A lo mejor simplemente éramos unos pobres inconscientes. Esta opción la barajo después de enterarme de que Evaristo Páramos, ex cantante de La Polla Records, sigue viviendo de la música punk-protesta, ahora con el grupo Gatillazo, y se enfrenta a una denuncia por decir “Policías sois unos hijos de puta” al terminar un concierto. 

Es importante destacar que los agentes no fueron contra él por las letras de sus canciones, sino por el insulto ‘a capela’ posterior al recital. Y ahí es donde surge la que para mí es una cuestión peliaguda: ¿En qué punto la ofensa deja de ser libertad de expresión y pasa a ser una falta de respeto y consideración? ¿En cuanto deja de sonar la música? Porque Evaristo no es precisamente de los que cantan baladas moñas de amor, así que el tono insultante es el mismo con guitarreo de por medio. Por eso lo veo francamente complicado de concretar.

De aquella época en la que se colaba La Polla Records en la banda sonora de mi vida, la canción que más recuerdo es esa que decía:

¿Gozas negro? -Tope Bwana.
Negro ¿Gozas? -En las chozas.
Es una historia muy africana
zumo de negro a la americana.
Ay Ay Ay Ay.

Pero hay muchas otras. Para refrescar mi memoria y la vuestra, he revisado las letras de algunos grandes hits de Evaristo al frente del grupo con el que se consagró y ríete tú de Valtonyc. Se piensa que ha inventado algo el rapero mallorquín, fugado para no cumplir condena. ¡Ja! A continuación rescato algunas partes bien significativas:

Banqueros, unos ladrones sin palanca y de día
políticos estafadores juegan a vivir de ti
Fabricantes de armamento eso es jeta de cemento
las religiones calmantes y las pandas de uniforme
la droga publicitaria
delito premeditado
Y la estafa inmobiliaria

Somos los nietos de los obreros que nunca pudisteis matar,
por eso nunca, nunca votamos para la Alianza Popular,
ni al PSOE ni a sus traidores ni a ninguno de los demás.
Somos los nietos de los que perdieron la Guerra Civil
¡No somos nada!
¡No somos nada!

Mogollón de gente vive tristemente
y van a morir democráticamente
y yo y yo
y yo no quiero callarme
La moral prohíbe que nadie proteste
ellos dicen mierda y nosotros amén

Seas ángel o demonio, chulo-putas o abogao
seas periodista o bobo, fracasado o triunfador
deberéis dinero al banco, bailaréis el bacalao
vestiréis todos lo mismo, pensaréis todos igual
aprieta el culo tío que empieza el baile
el gran hermano dice..... jode o jódete.

Todas estas son bastante ilustrativas del género que ha cultivado Evaristo, pero sin duda esta otra es la más ‘alegre’ de su repertorio con La Polla. Se titula ‘Cara al Culo’ y dice así:

Todos los fascistas viven (Cara al culo)
por eso no ven más allá de su nariz (Cara al culo)
Ya que sois tan religiosos (Cara al culo)
Por qué no le dais la paliza a Dios (Cara al culo).
Fraga, muérete.
Reagan, muérete.
Woitila, muérete.
Muñecos de feria.
La madre Teresa (No nos interesa)
La tradición (Es una maldición)
Las jerarquías (Son una porquería)
Un patriota (Un idiota).

Como habréis visto, todos los personajes a los que desea la muerte ya han muerto. No por culpa de Evaristo, claro está, sino porque es ley de vida. Pensad que esto sonaba allá por mediados de los 80. Creo que en los directos fue actualizando la letra y cambiando a los difuntos por otros candidatos a ser odiados aún en activo.

No penséis que el tono combativo de Evaristo se ha relajado en su actual banda, no señor. Sigue cantando cosas como esta que se titula 'El caos perfecto' y pertenece a su disco 'Sangre y mierda':

Mientras el mundo sangra 
yo estoy en mi sofa. 
Y en vez de despertame 
cambio de canal. 
La sangre es necesaria 
si sangran los demás. 
Es lo que me enseñaron 
Ahora es mi verdad. 
Capitalismo es sangre 
capitalismo es caos. 
Intento seguir vivo 
para llegar a ver. 
El fin de este sistema de una puta vez. 



Evaristo nunca fue un sex symbol ni un ídolo de masas. La Polla Records nunca tuvo una macrogira por estadios de fútbol o pabellones de deporte. A pesar de haber vendido un millón de copias de su primer disco completo, ‘Salve’, y haber rechazado el Disco de Oro, fue una banda minoritaria y alternativa, por lo que nunca hubo riesgo de que la juventud de la época nos levantáramos en masa contra el poder establecido alentados por sus críticas y revolucionarias letras. Y eso que algunas eran ciertamente una bofetada de realidad, pero a Evaristo le fallaban las formas. Digamos que sus conciertos tampoco estaban faltos de insultos, pero no me consta que tuviera que afrontar denuncia alguna por lo que decía sobre el escenario, ni antes o después de que sonara la música.  En fin, que no debería pillar por sorpresa a nadie este tipo que llegó a llamar al segundo álbum en directo de su grupo ‘La polla en tu recto’ y que, tras la disolución de la mítica banda, ha formado parte de otras formaciones con nombres tan originales como The CagasThe Meas o el mencionado Gatillazo, que es en la que milita actualmente. Lo gracioso es que mucho millenial del maravilloso mundo Twitter acaba de descubrir a Evaristo gracias a este nuevo episodio innecesario.

No quiero decir que los cuerpos de seguridad no tengan derecho a denunciar a quien consideren que les ha faltado al respeto. De hecho les ampara la Ley de Seguridad Ciudadana, que lo contempla como falta leve y lo castiga con multas de 100 a 600 euros. Donde quiero llegar es a la curiosa evolución que ha experimentado la sociedad en relación con ese tipo de manifestaciones cañeras. Hace 30 años una banda podía cantar barbaridades sin que a nadie le pareciera demasiado grave o merecedor de recurrir a una ley para su reprobación por un juez. Es como si, viniendo de donde veníamos, fuéramos más permisivos y consideráramos que censurar la creación estaba pasado de moda. Solo era música inofensiva.

No penséis que esto de 'sobre-expresarse' libremente era cosa solo de grupos punkis vascos. Existían muchas otras canciones que sonaban en aquellos bares y tarareábamos como si nada, que hoy probablemente no pasarían el test de estrés de lo políticamente correcto. Siniestro Total cantaba “Más vale ser punki que maricón de playa” o “Te mataré con mis zapatos de claqué. Te asfixiaré con mi malla de ballet. Te ahorcaré con mi smoking...”. No veáis cómo bailábamos y coreábamos esa de Los Ronaldos que decía “Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte hasta que digas sí”. Cómo no mencionar a Loquillo y su “Sólo quiero matarla a punta de navaja, besándola una vez más”. Letras tan viscerales que dejan en un simple juego de niños la de “Y si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza en la pared, te voy a dar una paliza por haber escrito mi nombre dentro”, de Radio Futura, o la naíf “Basta ya de tanta tontería. Hoy voy a ir al grano, te voy a meter mano” de Amistades Peligrosas.

Antes escuchábamos estas canciones en un bar y no podíamos evitar movernos. Hoy es muy raro que suenen en ninguna parte. Antes las cantábamos sin pensar. Hoy te paras a analizarlas y piensas “pues sí que han cambiado las cosas". Lo que no sé es si para mejor o para peor.

viernes, 18 de mayo de 2018

Pero, ¿qué habéis hecho, Pablo?

Estimado Pablo: Esto que has hecho es una locura, pérmiteme que te diga. Un día pides una hipoteca para comprarte un chalet con piscina, casa de invitados y amplio terreno, que cuesta más de 600.000 euros, y al día siguiente te miras al espejo y no te reconoces. Deberías saber que ya nada será igual. Acabas de hipotecar tu vida. La Caja de Ingenieros, una entidad bancaria que hasta ahora desconocía –dísculpame-, te da 540.000 euros a devolver en cómodos plazos. Sí, ya sé que solo te pasarás 30 años de tu vida acoquinando el préstamo más los intereses, pero es toda tu juventud. Si ahora tienes 39, en tres décadas tendrás 69. Quizá hayas perdido para entonces hasta tu seña de identidad, el pelo de la coleta.


Que yo lo entiendo, ¡ojo! Que estas cosas o se hacen antes de los 40 o no se hacen nunca, porque si no, te faltaría vida para pagar la deuda que conlleva “emprender un proyecto familiar”. Así que imagino que te has visto con tres perros y en vísperas de ser padre por duplicado y has recibido la llamada. A mí la vida privada de cada uno me la trae bastante al pairo y la manera en que la gente decide gastar su dinero, mucho más. Pero comprende que tu mudanza haya levantado este revuelo y generado todo un debate nacional que os ha obligado a dar explicaciones. Se discute sobre si tiene derecho a aburguesarse un tipo de izquierdas cuyo discurso carga contra los bancos, el capital y la burguesía. O si es coherente criticar a quienes se gastan ese dinero en un inmueble y luego hacer lo mismo pretendiendo que no te paguen con la misma moneda. Hasta en tu propio partido se han escuchado críticas encendidas.

Pero a mí realmente lo que me preocupa es que un día se cruce en vuestro camino algún escándalo inesperado, algo así como el máster o las cremas de Cifuentes, y no os quede más remedio que dimitir. ¿Quién afronta entonces el pago de la letra de 1.600 euros mensuales de la hipoteca? ¿A qué trabajo volvería Irene? Porque tú, Pablo, al menos conservarías tus puestos de tertuliano y de profesor universitario. Algo es algo, aunque su remuneración no le llegue ni a la suela de los zapatos a la de un diputado de este nuestro Congreso, todo sea dicho. Que entre pitos, flautas, dietas, comisiones y demás, os podéis levantar la friolera de 6.000 euros al mes. Con ese sueldo en la cuenta, yo también me mudaría, aunque no sé si a un casoplón. Me gusta más el ático del ex ministro De Guindos. Es más recogido. Piensa que limpiar 260 metros cuadrados en una sola planta es un trabajazo. Y todavía más mantener un jardín de 2.000 metros cuadrados, con su huerto de temporada. ¿Y qué me dices del curro que da una piscina? Pasar el limpiador de fondos, controlar el cloro, revisar el esquímer… Bufff. Con el ritmo de vida que lleváis, eso no hay cuerpo que lo resista. Seguro que os toca contratar asistenta, jardinero y empresa de servicios. Ojo con los papeles, que todo esté en regla. No vaya a ser que una tontería burocrática, como un alta en la seguridad social mal hecha o un permiso de trabajo fraudulento, vaya a pasaros factura.

¿Y lo próximo qué será, Pablo? Cambiar ese Dacia Sandero rumano de 10.000 euros en el que se os ha visto trasladándoos últimamente por un Audi alemán de 45.000? Te advierto que hacia esta zona de la A-6, que es feudo reconocido del PP -salvo la aldea gala de Torrelodones-, cada vehículo de la flota automovilística cuesta más que un apartamento en Vallecas. Es una locura Pablo. Cualquier día te vemos embutido en un traje hecho a medida por una sastrería del barrio de Salamanca y calzado con zapatos castellanos. O cambiando tu mochila por un maletín de piel. Mira que se empieza así y al final una cosa lleva a la otra y terminas casándote por la iglesia y celebrando el convite en el Palace. O mejor, en una finca pija de la Sierra, de esas donde ponen fundas con lazos a las sillas y después de cenar regalan manoletinas a las invitadas para que cuando bailen no se les queden los tacones clavados en la hierba.

¡Ah! Y ya te voy comentando que, cuando nazcan los peques, vais a tener que bajar un poco el ritmo. Uno de los dos o los dos. Ya sabéis que los primeros días de guardería pillan todos los virus, así que hay que quedarse con ellos en casa. Eso si no te llaman desde la escuela para que vayas a buscarles porque han vomitado y tienen unas décimas. Y tú trabajando a 40 kilómetros de casa… Lo bueno es que podréis ausentaros sin problemas porque, como quien dice, sois los jefes. Lo malo es que, como seguro utilizaréis transporte público, os llevará más de hora y media ir hasta una estación de Cercanías de Renfe en Madrid, esperar el próximo tren a La Navata y llegar a vuestro destino. Eso si no optáis por ir en la línea 632 de los autobuses Julián de Castro,  que salen del intercambiador de Moncloa y dependen del tráfico. Así ya de paso experimentáis eso de estar en una cola con otros mortales, sufriendo los calores y los retrasos. Quizá entonces comprendáis por qué muchos residentes en la Siera Noroeste siguen empeñados en bajar con su propio coche a trabajar a Madrid, aunque se desayunen cada día un atasco.

A no ser –estoy pensando- que deleguéis ese marrón de la crianza en unas nannies. ¿Habéis visto Sonrisas y Lágrimas? O quizá hagáis uso de la guardería del Congreso… ¡Es verdad! No me acordaba. Que ofrece muy buenos precios. Así los tenéis cerquita y durante los primeros años os ahorráis un quebradero de cabeza. Y cuando alcancen la edad para ir a ese cole de La Navata que tanto os gusta, ya os habrá dado tiempo a diseñar una estrategia para enfrentar esos días en que haya que lidiar con los virus.

Ay, Pablo, ¿qué habéis hecho? Cuando echabas pulsos con Íñigo por el poder dentro de Podemos jugabas con el as en la manga de la superioridad moral que te daba haber salido del piso de tu abuela en Vallecas, mientras que tu contrincante venía de casa de los papás en Pozuelo de Alarcón, el municipio más rico de España. Después viviendo de alquiler en el refugio rojo de Rivas, erais un modelo de coherencia. Predicabais con el ejemplo, algo de lo que muy pocos podemos presumir. Yo sé que es muy complejo. Sin ir más lejos, a mí me aterroriza que mis hijos un día decidan beber alcohol, pero ahí me tienen bien a la vista, dándole a la caña, al tinto y al verdejo. Incluso al gin-tonic en ocasiones especiales. Haz lo que digo pero no lo que hago. Y eso no hay prueba del algodón que lo resista.

Querido Pablo, no sé cuál de estas dos frases se ajusta más a tu momento vital actual: “El que al cielo escupe en la cara le cae” o “Es mejor ser rey de tus silencios que rehén de tus palabras”. Qué maldita coincidencia que el ático del ex ministro Luis de Guindos le costara 600.000 euros y que tú cargaras contra él por esa “indecente compra especulativa”. Ahora debes estar cagándote en la puñetera madre de la maldita hemeroteca. Yo también dije una vez que no me casaría nunca ni viviría en las afueras de Madrid, y ya me ves. Casada y viviendo en Las Rozas. Por cierto, no te perdono que eligieras Galapagar pudiendo haberte instalado en este magnífico pueblo. También tenemos campo y casoplones. Sin ir más lejos, Mª Teresa Campos vendía su mansión en el exclusivo barrio de Molino de la Hoz y no hay quien se la compre. Creo que pedía más de 4 millones de euros, pero seguro que apretándole un poco ajustabais el precio. Hubiera sido el lugar perfecto. Por lo de la Hoz (y el martillo), más que nada.

Ay, Pablo… Definitivamente el capitalismo ha ganado la batalla. Van a tener razón en Moderdonia cuando cantan “Con la hipoteca se te cura el comunismo”. En fin… Creo que va a resultar insostenible lo de seguir siendo populista. Que en este país hay mucha envidia y hasta el más tonto sueña con prosperar. Como imagino que ya no hay vuelta atrás y es imposible deshacer la compra, me temo que tendrás que afinar tu discurso y esmerarte un poco más en recuperar el crédito de la ciudadanía. Es complicado atribuirte el título del político más cercano a la gente corriente y vender Podemos como el partido del pueblo, mientras el común de los mortales pasamos por esa vida sin atrevernos a soñar siquiera con vivir en un chalet con un salón en dos ambientes. Y, por supuesto, no tenemos ni repajolera idea de qué narices es eso del mármol travertino.

sábado, 12 de mayo de 2018

Izal y Castelo en el patíbulo de Twitter

Me tiene un poco descolocada el escándalo en que se han visto inmersos el cantante de la banda Izal y el humorista radiotelevisivo Antonio Castelo. Para quienes no estéis al tanto, varias chicas les han acusado en redes sociales de ser unos acosadores babosos y han difundido conversaciones privadas subidas de tono, enmarcadas en el típico y torpe intento de ligue, que los susodichos mantuvieron con ellas. Me empieza a asustar seriamente lo fácil que resulta cargarse la reputación de alguien y hundirle en la miseria con un simple tuit o retuit. Y me inquieta sobremanera ese empeño por convertir Twitter en un patíbulo. Algunos han visto en esta red social el lugar perfecto para librar batallas ocultos tras el escudo del avatar y se han aficionado a representar el papel de vengadores, porque jugar a ser Dios les queda grande.

En alguna ocasión os he contado que yo era muy fan de Miguel Bosé. Lo sigo siendo, pero la edad te hace perder efervescencia. El caso es que suspiraba por él, soñaba con él, incluso me tocaba pensando en él. Fantaseaba con que un día me lo encontraría y ocurriría algo mágico. Gilipolleces de adolescente. Pero bueno, a lo que iba. Un día logré acercarme a él e intercambiar una breve conversación. Narré el episodio en este mismo blog hace un par de años, coincidiendo con el 60 cumpleaños del cantante. Empezaba a estudiar Periodismo y debía hacer una entevista como trabajo de clase. Tenía claro a quién quería entrevistar. Aprovechando que estaba de promoción, me las apañé para abordarle cuando salía de la desaparecida Radio Vinilo. Le conté mi propósito y él, tan amable como hábilmente, se escaqueó remitiéndome a su manager mientras se dirigía a su coche caminando a mi lado, con su mano pegada a mi espalda. Luego se fue dejándome con el subidón de haber sentido su tacto en mi cuerpo.


Técnicamente yo no era una grupi, término con el que se conoce a esas chicas que persiguen a sus ídolos y merodean por el backstage de sus conciertos para ver si se pueden enrollar con ellos, pero entonces debí parecerlo. Yo tenía 18 o 19 años. Él 12 más. Si Bosé en ese momento me hubiera invitado a subir al coche con él, lo habría hecho. Si me hubiera pedido mi teléfono, se lo habría dado (por el Pleistoceno no había móviles, así que tendría que haber anotado el número de la residencia de monjas donde me alojaba… ). Si me hubiera cogido de la mano y llevado al hotel más próximo, creo que habría ido sin dudarlo. Quiero decir que si hubiera habido la más mínima posibilidad de que ese día se hicieran realidad mis sueños, tengo la certeza de que no la hubiera desaprovechado. Habría ido voluntariamente y tan feliz.  Y si luego en las distancias cortas resultaba ser un imbécil sin magia, me la envainaría. Pero no tendría ningún derecho a pedirle explicaciones ni a gritar mi frustración a los cuatro vientos. Eso sí, siempre que en aquel encuentro no fuera forzada a hacer algo sin mi consentimiento. Lo de siempre, vaya. En caso contrario, lo que procedería habría sido la correspondiente denuncia siguiendo los cauces reglamentarios.

Conocí a una chica que tuvo un leve roce sentimental con un famoso compositor integrante de un mítico grupo español. Su breve romance la dejó un poco trastornada, pero todas la enviadiábamos. Conocer al músico, haber besado sus labios, sentarse a su vera en el escenario durante la prueba de sonido, que le cantara canciones, que se inspirara en ella para componer, nos parecía de película. Ella no fue la única, sino una más de la ristra de chicas que tuvieron lo que para el resto parecía suerte y para ellas desgracia, cuando asumían que no eran especiales, sino un simple entretenimiento pasajero. No sé qué habría pasado de haber existido entonces Twitter.

Volviendo a las confesiones, yo tuve una época -ya seriamente emparejada y madre- que me volvía loca Mario Casas y no me perdía un capítulo de la serie ‘El Barco’. Poco después viví otra fase en la que suspiraba por Alex González y por Morey, su personaje del agente del CNI en ‘El Príncipe’. Imagino que si hubiera tenido unos años menos y alguna oportunidad más, les hubiera aguantado cualquier ordinariez, vía whatsapp o de viva voz, y habría valorado seriamente cualquier proposición indecente que hubiera salido por sus bocas. Siempre mayor de edad, consciente y decidiendo yo qué me apetecía o qué me convenía en cada momento.

En esto la edad es muy importante. Pienso en mi hija de 15 años que –imagino- sueña con que la bese o sepa de su existencia alguno de su lista de 50: Dani de Gemeliers, Shawn Mendes, Harry Styles, Tom Holland, Óscar Casas, Álex Puértolas… Evidentemente yo no toleraría que un artista mayor de edad se aprovechara de su condición para persuadirla de hacer algo que aún no está preparada para hacer. Ni que la atormentara con mensajes calentorros al móvil o le pidiera fotos desnuda. Y además sería ilegal y perseguible penalmente. Pero entre adultos, los arrebatos soeces de un famosillo incapaz de gestionar el poder de seducción, el carisma y el atractivo que le confiere salir por la radio o la tele, hasta donde yo sé no figura como delito.


Conclusión: Mientras todo lo que se les reproche a estas personas sea que, supuestamente, aprovechan su celebridad para conquistar más fácilmente, que en su vida íntima mandan mensajes más o menos guarros a fans que les siguen por las redes y que por pillar cacho estilo cromañón les permiten traspasar la línea que las separa el olimpo de los dioses, no me sumaré a ningún linchamiento popular. Y menos surgido de manera tan cobarde y ladina, ensuciando de mierda internet, cargando de metralla la bomba mediática para amplificar todavía más el destrozo reputacional, aprovechando el río revuelto de las últimas denuncias por agresiones sexuales y en nombre de un supuesto #MeToo ibérico. 

Si las denuncias contra Izal y Castelo fueran un poco serias, buscarían otros cauces. Si no lo hacen es porque simplemente con pantallazos de Whatsapp no se sostienen. Parecen más bien fruto de una baja tolerancia a la frustración de quien ha creído que la vida es Disney Channel. ¡Vaya! Alguien se escandaliza porque su ídolo en vez de hacer el papel de héroe romántico, se dedica a mensajearle guarradas... Puede que el músico y el humorista deban revisar su catálogo de técnicas de ligoteo porque no funcionan y provocan rechazo. Puede que haya que hacérselo saber. Pero meter estos comportamientos en el mismo saco que los verdaderos delitos sexuales ofende a las víctimas reales. Por favor, no perdamos la perspectiva.