Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

lunes, 13 de junio de 2016

Llega el verano y, con él, la temida temporada de piscina comunitaria

Me sugiere mi querida Natalia que dedique un post al momento ‘me pongo el bikini del año pasado’. Le he contestado que estaba dilatando ese instante tan traumático. Pero, como sería de mala educación despreciar las sugerencias de mis fieles seguidores -y tampoco tengo tantos como para arriesgarme a perderlos-, voy a aceptar esta petición del lector, eso sí, tomándome la licencia de abrir el abanico para no centrarme solo en cómo se estropean los cuerpos de un año para otro, sino en lo que supone el comienzo de la temporada del calor, el verano y la temida piscina comunitaria.


Sí, amigos. Había mucha prisa por decir adiós al invierno y en mi urbanización ya hemos abierto la piscina. Cosas de la ola de calor adelantada. Y con este acontecimiento se abre también la veda de chiquillos a la carrera dando gritos enloquecidos; saltando al agua en todos los estilos -bomba, palillo, voltereta, plancha…-; salpicando a diestro y siniestro; insistiendo en introducir en la zona de baño colchonetas, tablas, pelotas y demás objetos prohibidos; librando cruentas batallas armados con pistolas de agua y churros de natación; jugando a ese sinsentido estival que es ‘Marco-Polo-Tierra-Aire…’; volando desde los hombros de aquellos padres a los que les va la marcha y chocando contra tu cuerpo cuando tratas inútilmente de hacer un largo, actividad que, como podéis imaginar, se convierte en toda una gymkhana en la que, como grado extra de dificultad, tienes que ir sorteando bolas de pelos largos que van soltando quienes se resisten a sujetarse la melena en una sencilla coleta. 

Es un clásico también que se te coloquen a pelotear en la hierba justo al lado de donde tú tratas de relajarte leyendo un libro. Os advierto que casi lo prefiero a ver cómo se te planta toda una familia a dos centímetros de distancia –notas su aliento en tu oreja- porque cometiste el terrible sacrilegio de instalarte debajo de la sombrilla que habitualmente les da sombra a ellos. Abundan de un tiempo a esta parte los bebés que están aprendiendo a andar y a controlar esfínteres a la vez y que se mueven libremente por el recinto como Dios les trajo al mundo, te pisan la toalla y si te descuidas te mean encima. Y son parte del paisaje también los adolescentes que insisten en esa manía de ponerse el bañador encima del calzoncillo y se lanzan a la piscina dando un salto mortal con tres tirabuzones para impresionar a las féminas. Por no hablar de los corrillos de bañistas fumando y comiendo pipas como si no hubiera un mañana, y que cuando se cansan de darle a la mandíbula, se marchan dejando marcado su territorio con cáscaras y colillas.

Y luego, sí, en medio de este panorama tan intenso y apetecible, hacen su aparición tus carnes blancas bamboleantes estrenando la temporada en un bikini del año pasado que puede que te quede más apretado que entonces o -casi peor- puede que haya perdido la elasticidad de sus gomas y no sujete nada tu perímetro, así que, una vez mojado, al salir de la piscina caerá por su propio peso dejándote con el culo al aire. Seguro que el ojo de alguien es más rápido que tus reflejos para recolocar la prenda desgastada. Solo pides que quien se haya percatado no sea una de esas vecinas perfectas que parecen contratadas por la administración de la comunidad para darle algo de caché al vecindario. Siempre me he preguntado cómo lo consiguen esas otras mujeres de la urbanización que lucen cuerpazo cada verano. Cómo diablos se las apañarán para empezar la temporada ya broceadas, sin un gramo de celulitis y tan perfectas como si fueran a hacerles un reportaje para Woman’s Health, mientras tu vas metiendo tripa de la toalla a la ducha. Es una pregunta retórica porque conozco perfectamente la respuesta: mucho ejercicio, mucho cuidarse y mucho sacrificio. Seguro que ellas no prueban las muchas cañas, muchos vinos, muchas grasas y muchos carbohidratos que animan mi vida. Esos que ahora se hacen tan evidentes despojada de la ropa de invierno.

Querida Natalia, queridas todas (y todos, que esto no es exclusivo de nosotras): en un mes esto no será más que un mal sueño. Nuestra piel ya tendrá algo de color, la urbanización se habrá vaciado gracias a las vacaciones, habremos encontrado un bikini o bañador de temporada más favorecedor que el del verano pasado y empezaremos a aceptar que esto es lo que hay. Así que, tiempo al tiempo.




sábado, 11 de junio de 2016

'Rumbos' abre el repaso de las películas de estreno del fin de semana

El repaso semanal de estrenos hoy comienza en clave local. La directora de esa gansada que se llamó ‘Cómo sobrevivir a una despedida’, Manuela Burló, dirige ahora ‘Rumbos’ una comedia con la radio de fondo y varias historias que se entrecruzan en una calurosa noche de verano en una gran ciudad y a bordo de distintos vehículos: dos coches, una ambulancia, un taxi, un autobus y un tráiler. El reparto coral cuenta con rostros conocidos como los de Pilar López de Ayala, Karra Elejalde, Carmen Machi, Ernesto Alterio, Miki Esparbé o Nora Navas. 


La siguiente es la catalana ‘Las amigas de Àgata’, una película dirigida a ocho manos por Laia Alabart, Marta Verheyen, Alba Cros y Laura Rius, cuatro jóvenes realizadoras que empezaron un corto como proyecto de fin de carrera y casi sin querer terminaron montando un largo sobre un grupo de amigas desde la infancia y los cambios que experimenta su relación cuando dan el salto a la universidad. Aguzad el oído porque está en catalán.


En la lista de títulos españoles hay también uno de terror: ‘Summer Camp’. Y tratándose de este género, solo podía encargarse de la producción un clásico de las cintas de miedo patrio, Jaume Balagueró. En la dirección nos encontramos a un italiano debutante, Alberto Marini, que conduce esta historia rodada en inglés sobre cuatro jóvenes americanos que se apuntan como monitores a un campamento de verano en Europa, pero una extraña infección que provoca furia en quien se contagia convertirá esa aventura en una auténtica locura. Atentas las fans de Velencoso, porque aparece en el reparto. 


La otra película de terror de la semana se llama ‘Green Room’. Jeremy Saulnier dirige esta cinta sobre una banda de punk rock que es inesperadamente contratada para tocar en un club de mala muerte situado en un perdido paraje boscoso de Oregón. Y Lo que debería ser un bolo más se convierte en una pesadilla. 


Para desintoxicar, ¿qué tal una dosis de dibujos animados? Se titula ‘Albert’ y es una película de animación danesa sobre un chico de pueblo, muy inteligente y también muy travieso, que se carga accidentalmente la estatua de un famoso capitán de globo que vecino del lugar. La mejor manera de hacerse perdonar es convertirse él mismo en un nuevo héroe local.


Del director de ‘No sé si cortarme las venas o dejármelas largas’ Manolo Caro, llega dos años después de su rodaje entre Méjico y Madrid ‘Amor de mis amores’. Una historia a caballo entre el drama y la comedia sobre una pareja a punto de casarse a la que la vida y algunos sucesos inesperados pondrán a prueba.


El título más comercial del paquete de estrenos es ‘Dos buenos tipos’. Shane Black dirige a Ryan Gosling y Russell Crowe en este thriller loco sobre un detective privado y un matón a sueldo que tendrán que trabajar juntos cuando desaparece la persona que ambos estaban siguiendo y pasan a ser el blanco de una banda de asesinos criminales. 


El siguiente estreno es ‘Eddie El Águila’ y está inspirado en hechos reales, la historia de un saltador de esquí británico que cree mucho en sí mismo pero en quien los demás confían poco. Con perseverancia, tesón y un entrenador poco convencional, interpretado por Hugh Jackman, conseguirá conquistar el corazón de los aficionados y competir en unos juegos olímpicos. 


La última es una comedia italiana: ‘Si dios quiere’, de Edoardo Maria Falcone, que nos presenta a Tommaso, un cardiólogo respetado, algo déspota, ateo convencido, liberal y orgulloso de que su hijo siga sus pasos en la medicina. Hasta el joven de repente quiere hacerse cura.


Hasta aquí las películas de estreno. Como siempre, elegid la que más os convenga y a disfrutar. Y no olvidéis que la versión podcast de este repaso está disponible en el siguiente enlace:



viernes, 10 de junio de 2016

Lengua madre solo hay una... y al inglés lo encontré en la calle

Hoy quiero hablar de una campaña y no es precisamente la electoral. La Real Academia Española de la Lengua se ha cansado de que los anglicismos hayan invadido de manera tan salvaje el castellano, principalmente a través de la publicidad. Por eso, hace algunas semanas organizó unas jornadas de debate sobre el tema y lanzó, en colaboración con la Academia de Publicidad, una campaña con el lema ‘Lengua madre solo hay una’, para denunciar esta triste realidad, una tendencia que se ha disparado en los últimos años, según ha demostrado la investigación realizada por ambas instituciones junto con la Universidad Complutense de Madrid. Analizaron más de 150.000 anuncios en prensa y más de 80.000 en televisión y llegaron a la conclusión de que 322 marcas en España usan cotidianamente anglicismos como estrategia de mercado. Parece ser que el inglés da más prestigio que el español a la hora de vender un producto.


Es cierto que el mundo del comercio y las ventas convive a diario con una terminología importada -cosas de la globalización- y lo raro es encontrar en el día a día palabras específicas en nuestro idioma. Y también es verdad que, por aquello de que suena mejor, muchas veces solemos echar mano de anglicismos pensando que eso nos hace más cosmopolitas y deseando que parezca que dominamos el inglés, aunque no seamos hijos del bilingüismo. Nos pasa también con otras palabras, no necesariamente inglesas, que adoptamos como propias aunque nos son ajenas y convertimos en términos de moda, como el italiano ‘sorpasso’ (adelantamiento), tan repetido últimamente.

Pero lo que no se puede negar es que, por mucho que nos lo propongamos y queramos hacer piña con la RAE en eso de proteger nuestro patrimonio más preciado, mientras no cambien las cosas a nuestro alrededor, en la vida cotidiana, en los negocios y los medios, se me antoja complicado poder ayudar a la Academia en este empeño, sobre todo porque se puede dar la paradoja de que si apostamos por el castellano, no nos entienda ni el tato. 

Yo me proclamo defensora del español, pero ya me diréis cómo me refiero, por ejemplo, al programa que estrenaba la cadena Cuatro hace algunas semana con el título ‘First Dates’ (Primeras citas); o a los nuevos canales que surgieron en el último reparto y ampliación de la TDT, bautizados con los nombres Ten (Diez), BeMadTV (Sé loco TV) y DKiss (D Beso). Y -¡ojo!- ya teníamos un Divinity (Divinidad) y un Energy (Energía). Y esto es solo una muestra. Sobraría que mencionara que podemos tomar en el desayuno cereales Fitness (Aptitud); para quitar las manchas de la ropa venden Vanish Oxi Action (Acción oxígeno para desaparecer); en el lavavajillas puedes usar Finish Powerball (El definitivo poder de la bola); una depiladora se anuncia como Sensitive Precisión (Precisión sensible); en el kiosko se vende una revista se llama Bike World (Mundo bici); en la mayoría de webs, incluida la de las propia Moncloa, figura una invitación a suscribirse a la Newsletter (Hoja de noticias); usamos Smartphones (teléfonos inteligentes); mis hijos juegan al Party&Co (Fiesta y compañía); cada vez hay más runners (corredores) enamorados del running (correr); y más puñeteros que se divierten haciendo spoilers (destripando) de series de culto; hay quien se declara fan de la saga Star Wars (La guerra de las galaxias); nos mandamos emails (correos electrónicos); chateamos por Whatsapp (nos comunicamos mediante medios digitales); y aquí me tenéis, escribiendo este blog (bitácora). 

Ahora, decidme: Si hubiera utilizado las palabras entre paréntesis para hablar de cualquiera de estas cosas, ¿me habríais entendido? Probablemente... porque sois muy listos ;-)


jueves, 9 de junio de 2016

Diez cosas que me apetecen tanto como que esta noche empiece otra campaña electoral

Me había propuesto rebajar la periodicidad de publicación de nuevas entradas en este blog para no saturar a mis pocos lectores y, ya de paso, poner un poco de orden en mi anárquica estrategia –por llamarlo de alguna manera- editorial. La idea era escribir nuevas historias cada lunes, miércoles y viernes, dejando para el fin de semana el podcast cinematográfico, por aquello de matar el gusanillo de mi afición peliculera. Pero a la primera tentación he sucumbido. Ha sido ver estos tablones para cartelería electoral, recordar que esta noche comienza otra campaña y dejarme llevar por mis instintos más primitivos. Se acercan dos semanas de soflamas, mensajes, frases hechas, vídeos, catálogos de Ikea, debates pactados, los célebres 'Y tú más' y variadas promesas de los candidatos a presidir este país.

No sé a vosotros, pero a mí me apetece tanto que esta noche empiece otra campaña electoral como…

1.-Ir en chanclas y que me pisen los meñiques con unas botas de tacos.

2.-Que me vomiten encima.

3.-Asistir a un maratón de películas de Terrence Mallick.

4.-Someterme a una colonoscopia.

5.-Comer entresijos y gallinejas.

6.-Que me torturen introduciéndome palillos bajo las uñas.

7.-Besar a un reptil.

8.-Hacer una mudanza.

9.-Comprar la discografía completa de Luis Cobos.

10.-Tardar en conciliar el sueño por el zumbido de un mosquito en mi oreja y amanecer acribillada a picaduras.

Así que, como podréis adivinar, no veo el momento en que llegue esta mágica medianoche.


miércoles, 8 de junio de 2016

Es la educación, estúpidos

Los niños de Cantabria estrenan nuevo calendario escolar el curso que viene. Cada dos meses de clases disfrutarán de una semana de descanso… ellos y los profesores, que son quienes han propuesto la medida. Lo que ya no estoy tan segura es que los padres consideren esta novedad un disfrute. Me temo que no se les ha tenido en cuenta a la hora de tomar esta decisión. Por eso los que mandan en el ámbito educativo se han curado en salud y han aceptado mantener los centros abiertos en los periodos no lectivos ofreciendo actividades lúdicas, por si hay padres cuyas empresas no les permiten cogerse una semana de vacaciones cada dos meses, que me da que son bastantes.


Dicen los que saben que esta planificación es más pedagógica y racional, podríamos incluso calificarla de muy francesa o muy europea. Si es así, si Cantabria ha dado con la piedra filosofal, por qué no extender la fórmula al resto. Pero no, aquí cada región hace de su capa un sayo, cuando en una materia tan sensible como la formación de las futuras generaciones de este país -que son los ciudadanos que tirarán del carro en los años venideros y a quienes confiaremos nuestro desarrollo y crecimiento económico- debería trabajarse todos a una, manteniendo altos estándares de calidad y una misma línea en todo el territorio nacional.

Los vaivenes constantes en la legislación y los planes de estudios, en función del color del partido que gobierna, no han ayudado mucho. Luego nos echamos las manos a la cabeza con los resultados de los informes Pisa. Inyectarle carga ideológica a la formación de nuestros alumnos es una obsesión de los que mandan. Moldear niños para convertirlos en futuros adultos de su cuerda. Durante años se ha perdido tanto tiempo en discutir sobre porcentajes de contenido propio de cada comunidad autónoma, sobre la introducción de nuevas asignaturas -para unos fundamentales y para otros, puro ejercicio de adoctrinamiento-, o sobre la conveniencia de subir las horas de inglés y bajar las de música o arte, que hemos perdido de vista lo importante, de modo que ahora nos encontramos con jóvenes incapaces de resolver un problema matemático, de expresarse por escrito en su lengua materna sin faltas de ortografía y a los que la palabra Transición les suena a la metamorfosis de la rana. Y esto sin detenerme en el gasto desorbitado y prescindible de cambiar cada poco de planes de estudios y, por extensión, de sus correspondientes libros de texto.

Dos y dos son cuatro. Vaca con uve es el animal y baca con be es el portamaletas del coche. Los ríos de España son los que son, las montañas están donde están. Por qué no empezamos por dar prioridad a enseñar a los niños los conceptos básicos, lo que no puede ser interpretado, lo que se conoce por cultura general, esa que te vale para ganar el rosco de Pasabalabra. Y luego animémosles a descubrir, a tener curiosidad, a sacar sus propias conclusiones, a investigar por sí mismos, a desarrollar todo su potencial, guiémosles sin decirles lo que tienen que pensar. Y valoremos igualmente qué sistema y qué calendario asegura mayor calidad y beneficios para todos, alumnos, profesores y familias. No parece tan difícil, aunque debe serlo, a tenor de los años que llevamos dando tumbos. Ahora que volvemos a la pelea por los votos, espero que los candidatos no lo olviden: Es la educación, estúpidos.

Firmado: una hija de la EGB, madre de dos alumnos que ya han pasado por la LOE y la LOMCE.