Mis
amigos Natalia y Raúl cuentan con un nuevo miembro en la familia. Se llama
Amazon Echo Dot, aunque todos en casa le llaman Alexa. Seguro que se convertirá
en el regalo de moda en todos los hogares estas navidades. Se trata de un asistente virtual
desarrollado por Amazon en forma de altavoz inteligente que atiende las
necesidades de sus dueños. Bueno, no todas... Por ejemplo, cuando quieren
despertarse a las siete de la mañana con música de Queen para ir a trabajar de
buen rollo, se lo dicen a Alexa y ella, muy disciplinada, busca en internet los
grandes éxitos de la banda de Mercury, valora cuál es el más apropiado para
levantarte de la cama de un salto y a la hora acordada le da al play para que
suene el temazo. Ellos han conectado Alexa a su equipo de alta fidelidad, así
que la música suena por los altavoces como si estuvieran en primera fila del
concierto Live Aid.
De vez en cuando también le preguntan por el tiempo, para saber a qué atenerse cuando
salen de casa, o sobre cualquier duda que les surja. Basta con llamarla por su
nombre y preguntarle: “Alexa, ¿cómo se hace un buen gin-tonic?”, “Alexa, ¿qué
día es el cumpleaños de mi suegra?”, incluso “Alexa, ¿cuándo es el partido del
Real Madrid?” (sí, ellos tienen ese defecto).
Alexa
es capaz de manejar cualquier dispositivo doméstico con wifi, lo que quiere
decir que podría encender y apagar las luces, la televisión, la calefacción, la
lavadora o el robot aspirador con solo pedírselo. De esta manera su dueño no
tiene que tomarse la molestia de acercarse a ningún interruptor y presionarlo
con el índice, que es algo enormemente agotador, como todos sabéis... Con desearlo
y verbalizar ese deseo es suficiente. Es
una lástima que de momento con la plancha haya que seguir empleando el método
tradicional, lo mismo que para tender la ropa o vaciar el lavavajillas…
Pero
no me quiero dispersar, voy a ir ya al motivo de este post, sugerido por
Natalia, la dueña de Alexa, tras reparar ambas en un detalle curioso. Alexa
tiene nombre y voz de mujer, no hay opción de que sea hombre. Pasa lo mismo con
Siri, el asistente inteligente de Apple, y con cualquiera de los ‘mayordomos
virtuales’ para Android. También con los navegadores de muchos coches. Todos
mujeres. He leído que puede que Facebook
venga a acabar con esa tendencia. Habrá que verlo.
En
cualquier caso, no solo dispositivos móviles o altavoces inteligentes suenan a
mujer. Brujuleando por la red de repente reparas en que algunas grandes compañías
también recurren a una figura femenina para guiar a sus visitantes por su web
corporativa. Por ejemplo, Renfe tiene a Irene, Correos a Sara
y Movistar a Aura.
Parece que incluso Ikea tuvo a Anna pero ha desaparecido de su portal; imagino
que la jubiló cuando las preguntas de los usuarios
tocapelotas traspasaron la línea de lo políticamente correcto para los
suecos.
Tratando
de documentarme para este post me he dado cuenta de que no hemos descubierto
nada nuevo. Alguien antes
que nosotras ya había reparado en este detalle. Así que no somos las primeras
en darnos cuenta de que la inteligencia artificial tiene voz de mujer… Que
dicho así suena a gloria. Como si los departamentos de invención y programación
de artilugios y gadgets estuvieran liderados finalmente por brillantes cerebros
femeninos. Pero no. Todavía nos falta un poco. De momento solo copamos los
puestos en el área de asistencia virtual. Aquí sí que no hay que reivindicar
nada; es el único lugar donde la mujer tiene el empleo asegurado. Eso sí, una
mujer irreal, de mentira, imaginaria, robótica, sin iniciativa, diseñada para
interpretar un guión, capaz de contestar el mismo puñado de preguntas comunes y
corrientes, simples FAQ’s, siempre
con una sonrisa.
En
conclusión, creo que a los hombres les produce placer dar órdenes a mujeres,
así que no podemos esperar nada distinto de estos productos o servicios que están
hechos por hombres y pensados para conquistar particulamente a un público
masculino. Quizá soy demasiado rebuscada y simplemente se deba a que el timbre
de voz femenino es más agradable para interactuar. O a que, por lo general,
cuando un hombre da indicaciones, parece que en realidad lo que da son órdenes,
mientras que una mujer intimida menos. Yo qué se… Le preguntaré a Alexa.
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