Conservo en el móvil un texto, que me llegó a través de una amiga, supuestamente escrito por Isabel Coixet a propósito del conflicto catalán. Nada más comenzar a leerlo me dio por dudar de que aquello lo hubiera vomitado la Coixet. No obstante, para asegurarme, entré en Google, hice un pequeño rastreo y confirmé mis sospechas. El texto ha ido difundiéndose a través de los perfiles de Facebook de distintos periódicos gracias a que un par de ‘ciudadanos’ han tenido a bien compartirlo en el apartado de comentarios de las noticias que van publicando estos medios y donde, por cierto, otros usuarios que sintonizan con el mensaje declaran su admiración por la directora, elogian su arrojo y manifiestan su intención de compartirlo en otras redes por su importancia. Curiosamente nadie lo pone en duda o lo cuestiona. La directora de cine siempre se ha expresado libremente sobre el conflicto pero no en esos términos. Y como muchos otros a los que se les han atribuido textos que no habían escrito, ha tenido que desmentir públicamente su autoría.
Unas horas antes, mi hija, consternada, me vino con la noticia de que un pequeño de 6 años se había quedado parapléjico por los ataques de la policía el 1-O. Se había enterado del suceso por el móvil. No tuve que confirmar nada. Inmediatamente le dije que aquello no podía ser verdad. Le pregunté por qué vía le había llegado la noticia, cuál era su fuente, qué datos le habían aportado y ya, viendo que me estaba pasando de ‘profesional’, le hice ver un pequeño gran detalle de pura lógica. Si una sola persona, adulto o niño, hubiera muerto el 1-O por los sucesos de Cataluña, la noticia estaría en la portada de todos los periódicos, abriría todos los telediarios y habría provocado la dimisión en cadena de todo el gobierno nacional y el catalán. Aún así, para que se quedara más tranquila, pues su móvil seguía recibiendo mensajes airados de amigos que seguían dando por cierta la noticia, le pasé el tuit oficial en el que se desmentía la atrocidad y se desmontaba el bulo.
Hasta ahora, como veis, son anécdotas de poco recorrido; ni mi amiga ni mi hija son creadoras de opinión ni tienen muchos seguidores ni responsabilidad alguna en la sociedad. Lo malo es cuando un eurodiputado como Ramón Tremosa, del PDCat, tuitea esta foto con el hashtag #CatalánReferendum y da a entender que capta un instante de tensión de los vividos en Barcelona entre policías antidisturbios y jóvenes criaturas pacíficas. La realidad es que esa foto no es ni de Barcelona ni de este fin de semana. Es de Chile de hace un año. Pero da igual. Todo vale.
Y podría seguir mencionando mentiras que algunos siembran con el propósito de que florezcan en aquellas cabezas que son terreno propicio para el cultivo. Afortunadamente, arruinando esa burda estrategia, surge quien no deglute sin paladear previamente y que no está dispuesto a que nos tomen por tontos y nos intoxiquen. Os invito a seguir la cuenta Maldito Bulo para seguir sorprendiéndoos con la cantidad de material incendiario que van arrojando los pirómanos en este polvorín.
Con todo esto quiero apuntar que esta guerra en la que nos vemos inmersos apela al sentimiento más que a la razón y se está librando con todas las armas posibles, incluido el gran altavoz de masas que son las redes sociales, que amplifican también las mentiras. Quien se inventa este terrorífico relato cuenta con varias bazas:
-Hay una buena parte del público que solo se informa en las redes sociales y da todo el crédito a lo que le llega, sin cuestionarse si es una auténtica barbaridad. Se informa en sus medios afines, sigue a gente en la que cree y quiere creer lo que le cuentan.
-Internet es un medio en el que las noticias, también las falsas, circulan a la velocidad de la luz. De tal manera que cuando ya el bulo ha sido desmontado, todavía sigue recibiendo likes de gente que aún vive en la ignorancia.
-Difama que algo queda, deben pensar. Y no se equivocan. Siempre resulta más fácil echar mierda que limpiarla.
Utilizar la guerra sucia de la desinformación para manipular al público es una estrategia vieja, lo nuevo es emplear para ello las armas virtuales que nos proporcionan los social media. Mi consejo: poned en cuarentena todo lo que os llegue por las redes sociales, contrastad si es una fuente interesada y si realmente queréis estar bien informados, recurrid a los medios tradicionales.
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