Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

10 razones para subir una montaña

“Porque está ahí”. Eso contestó George Mallory, el alpinista británico desaparecido en su tercer intento de coronar el Everest, cuando le preguntaron por qué tanto empeño en escalar la cumbre del Himalaya. 

Peñalara no es el pico más alto del mundo, pero sí el techo de la Sierra de Guadarrama. No hay que ser un profesional para llegar a su cima, pero también está ahí, esperando que alguien lo corone. Después de haberlo subido ayer creo entender un poco más a quienes huyen a la montaña en cuanto tienen la más mínima oportunidad. 

Aunque durante la subida te falte el aire y te cueste saludar a los que bajan… Aunque pienses que te has abrigado demasiado y te pesen las piernas tanto como el culo… Aunque camines como un pato porque te imaginas resbalando con una piedra o despeñada al patinar sobre una placa de hielo… Aunque no quieras mirar arriba para no venirte abajo, ni te atrevas a mirar abajo por si te marea la perspectiva… Aunque el trayecto se te haga eterno y tu cuerpo te pida seguir para acabar, en vez de parar para inmortalizar el momento… Aunque en algún instante de las dos horas que te tiras ascendiendo te dé por pensar en la cantidad de cosas que tienes pendientes y lo mal que te organizas… 

 
…A pesar de todo ello, he encontrado otras diez poderosas razones por las que ayer mereció la pena subir a Peñalara y por las que creo que todos -incluidos los profundamente urbanitas como yo- debemos hacer el esfuerzo de subir a lo alto de una montaña alguna vez en la vida:

1.-Sentir cómo el viento helado te abofetea la cara, te esponja los pulmones y te oxigena el cerebro. 

2.-Ver lo que hay del otro lado y disfrutar de imponentes vistas (si incluyen puesta de sol, mejor que mejor).

3.-Escuchar el silencio y entender que a veces sobran las palabras.

4.-Reprimir la tentación de zambullirte en un mar de nubes.

5.-Descubrir nuevas maneras de divertirte, como jugar con la nieve, atrochar el sendero o marcar el suelo con tus huellas.

6.-Devorar un avituallamiento hipercalórico sin que luego se note en la báscula.

7.-Comprobar cómo las fotos tienden a mejorar los recuerdos (he aquí la prueba. Gracias, Juan Seguí) 

8.-Experimentar por uno mismo la agradable sensación de que el descenso siempre parece más corto que el ascenso. 

9.-Evidenciar que el esfuerzo se hace más llevadero cuando estás bien acompañado.

10.-Agradecer infinitamente las sinceras felicitaciones de quienes dudaban si serías capaz.

El último punto del manual para subir montañas de Paulo Coelho dice “Cuenta tu historia”. Pues eso.

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