En diez días mis dos hijos habrán asistido a 6 cumpleaños. Está visto que hay mucho niño gestado en primavera-verano. Lo cierto es que algunos meses generan tales picos de vida social infantil que no das abasto. Ojo, seguro que si no les invitaran me preocuparía, así que prefiero que el conflicto venga por el exceso que por el defecto.
Cecilia y Bruno ya no son unos críos, es decir, los parques de bolas pasaron a la historia para nosotros -afortunadamente-, pero aumenta la sofisticación de las celebraciones (batallas de láser, desfile de modelos, partida de bolos, carrera de karts, jugar a ser mayor en una ciudad imaginaria, sesión de cocina…) y con ello el deseo incontrolable por asistir.
Mi experiencia de ocho años llevando a mis hijos por todos los cumpleaños habidos y por haber, me convierte en voz autorizada a la hora de establecer las 5 leyes de oro de los cumpleaños infantiles -los tuyos y los de los demás-. Son éstas:
-Tú decides si aceptas la invitación. Si fuera por tus hijos, estarían todos los días de cumpleaños, así que haz lo que mejor te venga a ti porque ellos -de momento- no tienen criterio. Cuando te planteas cuál es el número tope de festejos que puedes asumir, piensas que lo suyo debería ser como mucho uno cada quince días, nunca más de dos al mes, pero cuando caes en uno de esos meses de babyboom (abril/diciembre), o tienes mano izquierda o te toman por el pito de un sereno. Comienza por prescindir de los cumples que te provoquen problemas de logística o quebraderos de cabeza. Yo tiendo a eliminar también las invitaciones de niños de los que nunca hablan mis hijos, vamos, lo que se entiende por cumpleaños a destajo y sin filtro.
-Da prioridad a los que se celebran cerca de casa. Así podrás apurar al máximo en la entrada y recogida. Los cumpleaños que se organizan en el propio domicilio de los niños son más cómodos porque las horas de entrada y salida son más flexibles que si te citan en un lugar con actividades planificadas, donde si te retrasas fastidias a tu hijo, que se pierde el comienzo, y al resto, si tienen la deferencia de esperar. Eso sí, no demores demasiado la recogida en ningún caso, piensa que los padres están deseando recuperar la normalidad y el silencio después de tanto bullicio, así que sé considerado. Si resulta inevitable el traslado en coche a un lugar alejado de tu radio de acción, coordinate con otras madres o padres para turnarte en el desplazamiento. Y valora que la gestión de llevar a los niños siempre es más rápida que la de recogerlos, que es cuando están más remolones y siempre cuesta horrores sacarles de la fiesta.
-El regalo, mejor en común. Pero que lo compren los padres. A principio lo de sugerir una aportación para comprar algo entre todos me parecía un poco violento. Eso de ir a la caza de los padres para darles cinco euros me hacía sentir que estaba pagando la invitación. Ahora veo el cielo abierto y cuando ofrecen la posibilidad digo que sí sin dudarlo. En caso de que no pueda ser, pide ideas a la madre o el padre (nunca a la niña/el niño) y ve a tiro hecho. Tienes demasiadas cosas que hacer como para entretenerte en ser original con un regalo de cumpleaños para un crío que tiene de todo. Y ya lo ideal son los cumpleaños conjuntos de dos o tres criaturas, te quitas de un plumazo varios compromisos y economizas esfuerzos. Estos se están poniendo muy de moda ahora entre los niños de infantil.
-Si es posible, escaquéate. Deja al niño en la zona en cuestión, confirma la hora de recogida y adiós. No tientes a la suerte, no vaya a ser que al final te toque echar una mano a los padres organizadores. Esto con los cumpleaños de niños mayores no suele pasar, pero en los de peques, si tienes corazón, puede que termines cantando canciones de Disney o haciendo compañía a los progenitores. Si no dura más de dos horas y está en zona comercial, aprovecha para planificar tus compras durante ese tiempo o a quedar con alguien a tomar un café. Por cierto, prepara igualmente cena, porque en estos cumpleaños los niños van a lo que van, a divertirse, así que siempre quemarán más calorías de la que ingerirán con el perrito, el triángulo de pizza o el sándwich mixto que les pondrán de merienda. ¡Ah! Y, un consejo, si no quieres aguantar la cantinela de camino a casa, ten a mano una botella con agua cuando vayas a recogerles, porque ese menú acompañado de tanto ejercicio les da mucha sed.
Como colofón, cuando tu hijo se lo pase tan bien que quiera celebrar su cumple en el mismo sitio que su amigo, empieza por sondear a la madre o padre en cuestión sobre la experiencia y el precio. Si no te cuadra, resístete. Proponle una alternativa. Piénsate muy bien lo de organizarlo en tu casa y asume que, si lo haces, todo quedará patas arriba, pero te ahorrarás los entre 15 y 20 euros por cabeza que suele costar un lugar de fiestas infantiles. En el primer cumpleaños que organicé en casa hubo un momento que no sabía si gritar a los niños que habían convertido mi sofá en una cama elástica, a los que vaciaban los cajones de juguetes o a los que me abrían el congelador en busca de una nueva ración de helado. Es entonces cuando te das cuenta de que quizá merece más la pena hacer un esfuerzo económico por que otros entretengan a tus hijos y sus amigos. Ah, y sobre el número de invitados. Yo siempre he puesto el tope de 10, si pueden ser 8 mejor, pero cada cual tendrá sus prioridades. Por último, si logras, en una maniobra de gran precisión, convencer a tus retoños de que renuncien a invitar a sus amigos a una fiesta y a cambio les haces un gran regalo, entonces enhorabuena.
Ya queda poco!!!Luego vendrán los locales de copas!!
ResponderEliminarBuffff
ResponderEliminarMe he visto bastante reflejado en muchas cosas, recuerdo un cumple con toda la clase de los niños en casa... y un payaso que casi muere en el intento, ja ja ja
ResponderEliminar¿Y con payaso y todo? ¡Tú sí que eres valiente! Estoy visualizando la experiencia ;-)
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