Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Mi penúltima decepción

Desde el mes de febrero, que acabé mi último contrato, habré enviado mi currículum a cerca de 150 ofertas de empleo. En menos de una docena de casos me han respondido por correo electrónico para darme las gracias y lamentar que mi perfil no se ajusta a lo que estaban buscando. Del resto no he tenido ninguna noticia. Obviamente en ningún caso se han interesado por conocerme mejor ni me han citado para una entrevista de trabajo. Esa era mi gran cruz hasta que de repente suena mi teléfono móvil y me citan para informarme sobre un proceso de selección al que me había apuntado. Os podéis imaginar mi alborozo. Lamentablemente duró poco, justo hasta que el asunto me empezó a oler raro.

Voy a contaros el último episodio de esta pesadilla en la que se ha convertido reengancharme al mercado laboral. Os pongo en situación. En vista de que no termino de encontrar una oportunidad en mi campo, he decidido ampliar ligeramente mis horizontes y postularme a otros procesos de selección, particularmente en empresas públicas, donde la edad no penaliza (sospecho que mis 49 son mi mayor lastre). En estas instituciones de vez en cuando se convocan pruebas u oposiciones, ya sea para incorporar nuevos trabajadores a la plantilla o para engrosar su bolsa de empleo. Por ejemplo, me he apuntado a las de Aena, que sí buscan periodistas entre otros profesionales, pero también a la convocatoria para renovar la nueva Bolsa de Empleo de Correos. No aparecía ningún puesto de lo mío, pero pensé que quizá era lo suficientemente espabilada como para saber realizar las labores de atención al cliente o clasificación en una oficina postal. Es más, llegué incluso a imaginar que alguno de los reclutadores, al ver mi titulación superior y mi experiencia, decidiría enfocarme en mayores responsabilidades. Sí, lo sé. De vez en cuando me dan unos ramalazos naifs incompatibles con mi edad… 

Pero volvamos al tema. El caso es que recibí la llamada de una mujer que me citaba para una entrevista en la que me informaría sobre todos los detalles de la convocatoria de Correos. Lo relacioné automáticamente con el proceso en el que me había apuntado, aunque me chocó que la dirección (Sagasta 4, 1º drcha) no coincidiera con ninguna de las instalaciones del operador, pero en aquel momento cerré el encuentro sin darle más vueltas. Un poco más tarde, mi alma de periodista o mi desconfianza innata me hizo ‘googlear’ los datos que me habían facilitado hasta dar con una página web que nada tenía que ver con Correos y en la que quedaba bastante claro que se trataba de una empresa dedicada a la preparación de exámenes para Correos, pero al margen de esta compañía. Era algo irregular. Normalmente los organismos oficiales publican todos los detalles de sus convocatorias en su propia página web, que es la que hay que ir consultando para saber los pasos que hay que dar. Llegué a valorar que quizá, en este caso, habían externalizado esa parte del proceso y por eso me citaba una empresa ajena al organismo postal, así que decidí devolverles la llamada para que me aclararan la situación. Cuando interrogué a la mujer sobre este particular, me contestó que Correos no podía estar contactando uno a uno con los aspirantes y que por eso se encargaban ellos. Y ante mi pregunta sobre si lo que pretendía era venderme un curso de formación para prepararme de cara al examen, ella respondió que ‘bueno, usted es libre de estudiar por su cuenta o prepararlo con ayuda’.


En este punto ya se había apoderado de mí la desilusión. Estaba casi segura de que todo era un camelo, pero necesitaba que me lo corroboraran. De modo que mi siguiente llamada fue al Gabinete de Comunicación de Correos. Les conté el caso y, naturalmente, les sonó a chino. Amablemente me aclararon que aún no ha concluido la primera fase de valoración de méritos en el proceso en el que estoy apuntada y que no tienen externalizada ninguna fase informativa, por lo que ninguna empresa ajena tiene el mandato de llamar a la gente para informar. Es decir, visitar esa empresa no forma parte de los requisitos para acceder al proceso y, lo más importante, me garantizaban que mis datos personales, los que yo había confiado a Correos a través del formulario de inscripción en su web, no habían sido transferidos a ninguna empresa externa para ser utilizados con otros fines.

Después de confirmar mis sospechas hice una tercera llamada a la empresa en cuestión para cancelar mi cita explicándoles que había hablado con Correos y me habían clarificado perfectamente mis dudas. La mujer se justificó diciendo que en ningún momento se había presentado como miembro de Correos y, cuando le pregunté cómo había conseguido mis datos, me respondió que yo se los había facilitado al solicitarles información sobre una convocatoria que nada tenía que ver con la mía y que de hecho ni siquiera se ha puesto en marcha aún. No recuerdo haber rellenado ningún formulario de petición de información, salvo de inscripción en la convocatoria oficial para la bolsa de empleo, aunque no me gusta decir nunca, por si me flaquea la memoria después de postularme a tantísimos puestos ofertados. El caso es que me ahorré el viaje, el tiempo perdido y la decepción que seguro habría sufrido si me hubiera dejado arrastrar por el entusiasmo y no me hubiera detenido a pensar un instante. 

Aprovecho este episodio para alertaros sobre una práctica muy común en el sector, la de esas empresas que subsisten a base de captar clientela mediante reclamos confusos que juegan con la ilusión de muchos de aquellos que se sienten desesperados por encontrar un empleo. No es algo generalizado. De hecho tener un negocio de formación para oposiciones resulta una opción empresarial de lo más respetable y muy útil para los opositores. Lo cuestionable es que quieras atraer clientes entre los aspirantes a entrar en Correos con una estrategia tan burda como abrir una web con la dirección correosonline.net, utilices colores y tipografía similar a la corporativa de Correos y llames para concertar citas en las que supuestamente solo vas a dar información oficial sobre una convocatoria que, por cierto, todavía no está abierta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario