
Quiero decir que para trabajar de azafata en las
carreras de F1 no hay necesidad de ser mujer ni de parecer, en ocasiones, una
bailarina de pole dance. La prueba está en que los sustitutos de las azafatas, esos
que ya han denominado como ‘grid kids’, podrán cumplir las mismas funciones siendo
críos y yendo ataviados con monos de piloto o ropa deportiva. Mucho más
cómodos, dónde va a parar. E igual de dignos que ellas, porque -que quede
claro- nadie está cuestionando la dignidad de esos puestos ni de las chicas que
los han ocupado hasta ahora.
En fin, que lo siento por las azafatas.
Sé lo que es quedarse sin trabajo. Pero me gustaría que entendieran que la
culpa de su ‘desgracia’ no es de la corriente feminista que, para algunos, está
revolucionando los ámbitos más visibles de la sociedad cual mosca cojonera,
sino de la propia organización de este evento que durante años, por puro capricho,
aunque lo llamen glamour, ha fomentado el uso de la figura femenina como
elemento decorativo en los circuitos, para el disfrute de la mayoría masculina
que poblaba ese deporte. Si deseaban integrar a las mujeres dentro del circo de
la Fórmula 1, podían haberlo hecho uniformándolas como al resto de hombres en
las escuderías, fomentando su presencia en áreas más técnicas o incluso permitiendo
que ese papel lo desempeñaran indistintamente hombres y mujeres.
El caso es que los nuevos responsables de la F1 dicen que esa
vieja costumbre no cuadra con sus valores de marca ni con las normas de la
sociedad moderna. Y, como ha explicado su director de operaciones, Sam
Bratches, no creen “que esta práctica sea apropiada o relevante para la F1”. He
ahí el quid de la cuestión. Que la labor de 'paragüero' no debería estar asociada
a ningún género, edad o físico en particular y, lo que es más importante, no
resulta imprescindible en este negocio. En cambio un mecánico, un jefe de
escudería, un piloto, un comisario de pista, un ingeniero electrónico o un
modelador de datos son piezas clave sin las que no funcionaría el engranaje.
Quizá el llamado circo
de la Fórmula 1 ya no lo será tanto sin las bellas azafatas desfilando por
la parrilla. Pero tranquilos. Es el acontecimiento deportivo que más factura y
el espectáculo está asegurado. Lo encontraréis sobre el asfalto, en las curvas
cerradas del circuito, en las paradas en boxes para repostar y cambiar los
neumáticos a toda velocidad, en los adelantamientos a 300 kilómetros por hora y
también, claro que sí, entre los vips que seguirán dejándose caer por los circuitos cada Gran Premio.
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