El
primer aviso fueron las imágenes dándole al running por los jardines de la
Moncloa y jugueteando con la perrita Turca en las escaleras de acceso al
palacio.
La
foto dentro del avión presidencial con gafas de sol fue carne de meme para
las bestias hambrientas de Twitter.
Pero
con el collage de las manos cargadas de determinación ya se sobraron.
La
línea entre el marketing político y el ridículo es tan delgada que como tus
subalternos digitales de la cuenta Desde La Moncloa no mediten bien sus acciones,
te va a tocar hacer cosas que nunca creerías, Pedro.
Imagina
que un día tus asesores de imagen consideran que sería conveniente que el populacho
te viera cocinando una barbacoa ataviado con un delantal y armado
con una pinza en la mano para recoger la panceta. O cambiando una bombilla en
la habitación de las niñas. O recortándote las uñas de los pies. O pidiéndole
ayuda a tu mujer con el nudo de la corbata antes de salir para una sesión de
control al Gobierno en el Congreso. O, ya puestos, por ir con la actualidad,
exhumando los restos de Franco con pico y pala.
Es
tontería arriesgarse. Si con ir a Bruselas y contestar en inglés ya tienes
medio camino recorrido. No tenses inútilmente la cuerda. Deja que
fluya. Be water my friend. Y recuerda esta puñado de escenas que algún
experto en marketing político planteó porque en su cabeza sonaban muy bien,
pero luego en vivo y en directo provocaron el efecto contrario al deseado:
-Cristina
Cifuentes con mono y taladro decorando la sede del PP en Arroyomolinos:
-Antonio Miguel Carmona cantando en Qué tiempo tan feliz: Mira aquí el vídeo
Pues
eso, Pedro. Que no te pueda la ansiedad de tener solo la mitad de una
legislatura. A veces menos es más.
Ya te está llamando Pedro para que le asesores... ¿o no?
ResponderEliminarPues todo es hablarlo ;)
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