Hoy el mundo se podría estar tomando una relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor… ¡No! ¡Espera! Que esa fue la tercera intentona, la de Ana Botella, y al final se le escaparon para Tokio. A los que me refiero es a los segundos que le arrebataron a Gallardón… Hoy comenzaría Madrid 2016, el sueño olímpico de la capital, los juegos que tenían que ser nuestros, los de la corazonada, y que al final se los llevó Río de Janeiro. En aquel momento se comentó que la crisis, que empezaba a causar un impacto mayor del inicialmente previsto en nuestro país, es lo que más había influido en la derrota, a pesar de que la mayor parte de las infraestructuras ya existían y la candidatura madrileña era francamente superior, sobre todo en apoyo popular e institucional. Pero Brasil era entonces un país emergente, buque insignia de América del Sur y políticamente muy estable y asentado. Qué mejor que seguir con la regla no escrita de la rotación de continentes y dar por primera vez al continente sudamericano el honor de organizar unos juegos.
Corría el año 2009. Eso de tener que elegir las sedes con siete años de antelación entraña algún que otro peligro. Te arriesgas –por ejemplo- a que cambie el escenario de fondo y la población te monte manifestaciones y hasta te boicotee la llegada de la antorcha olímpica, que te surja el virus del zika e incluso a que no te dé ni el tiempo ni el dinero para cumplir con tu objetivo. Río trabaja aún a destajo y contra reloj para tener todo listo, pero cuentan que la villa olímpica no está rematada del todo, que las alcantarillas del centro de Madrid están más salubres que la bahía brasileña donde se celebrarán las competiciones deportivas en aguas abiertas o que algún lumbreras decidió abaratar la construcción del complejo acuático y puso cuatro pilares que impiden la visión de la piscina a al menos 3.000 espectadores. Por no hablar de que a lo largo de estos años la bonanza económica de aquel país ya no es tal y muchas empresas e inversores privados se han enriquecido a costa de este evento que más que dejar un legado para el pueblo va a servir para endeudarlos más y llenar algunos bolsillos. La situación política también ha cambiado y mucho con respecto a la que existía por aquel entonces. Mirad Lula y Dilma, el uno enfangado en un escándalo de corrupción y la otra con un impeachment pendiendo sobre su cabeza, quién les ha visto y quién les ve. Mirad de este lado al propio Gallardón que tras aquella derrota personal como alcalde, dio el salto a la política nacional en forma de Ministro y hoy esta fuera del gobierno ganándose el jornal defendiendo a opositores venezolanos. La misma Mercedes Coghen, Consejera Delegada de Madrid 2016, se vio implicada en el Juicio del caso Noos acusada de malversar caudales públicos y defraudar a la administración estando al frente de la candidatura olímpica, al -supuestamente- beneficiar con 114.000 euros públicos a la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, presidida por Iñaki Urdangarin. Por aquel entonces gobernaba Zapatero, que hoy vive un retiro dorado y cada vez que habla sube el pan, como suele pasar con los ex presidentes. Hoy, siete años después, tenemos un gobierno del PP en funciones y la alcaldesa de la ciudad es Manuela Carmena.
El tiempo… Cuánta vida puede haber en siete años.
Esta noche, ya madrugada, cuando comience la ceremonia inaugural en el mítico estadio de Maracaná, no podré evitar cerrar los ojos e imaginar que todo está sucediendo en la Peineta y que se hace realidad el sueño olímpico de Madrid. Menos mal que disfruté Barcelona 92 en vivo y en directo, porque dicen que la capital quizá tendría otra oportunidad para 2040. No sé si ya me dejarían ser voluntaria.
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