¿Qué estamos haciendo? ¿Qué generación de adolescentes y jóvenes estamos moldeando? ¿En qué momento la hemos cagado? ¿Cómo podremos reconducir esto, si es que tiene solución? Todos estos interrogantes me surgen a raíz de haber conocido en profundidad, a través del diario El País, los datos de una encuesta de Educa 20.20 y Fundación Axa, realizada por Gad3, para averiguar las inquietudes sobre su futuro de más de 12.000 jóvenes españoles de jóvenes de 16 a 19 años.
Una de las preguntas que se les planteó fue a qué personaje publico les gustaría parecerse de mayores. Y los resultados son inquietantes. De entrada, lo más llamativo es que mientras que las chicas seleccionan entre sus referentes de manera indistinta a hombres y mujeres, ellos únicamente mencionan personajes masculinos. Ese detalle tan revelador, comprobar cómo los chicos son incapaces de señalar a una mujer a la que admiren y, por tanto, deseen seguir sus pasos, me ha provocado un bajonazo.
En cuanto a las preferencias, ellos se centran en exitosos hombres de negocios y deportistas, en tanto que ellas mezclan empresarios, artistas, números uno del deporte, científicos y políticos. También me choca que gente tan joven, que atraviesa esa etapa que tradicionalmente se asocia al idealismo, la transgresión, el espíritu libre, la revolución…, coincida en colocar a un hombre de empresa como Amancio Ortega, genuino representante del capitalismo, entre los personajes más citados. El que haya sido elegido por ellas en el top de preferencias supongo que se debe a que aúna en una sola figura el ejemplo de hombre hecho a sí mismo, la moda y el glamour. Que también aparezca en la lista masculina, aunque en tercer puesto desbancado por dos gurús tecnológicos, sospecho que tiene más que ver con el éxito empresarial y su condición de millonario. Normal, quién no querría parecerse a un millonario.
Me sorprende, por contra, que aparezca la bloguera de moda Dulceida en la colección de espejos femeninos en los que mirarse, casi tanto como que figure Trump en la de ellos como ejemplo a imitar. Es lo que tienen las encuestas, que de 5.800 jóvenes opinando al respecto, con que solo más de 200 coincidan en un nombre ya dan categoría de media extrapolable. Luego están los inevitables graciosos que disfrutan animando –o boicoteando- con sus ocurrencias las encuestas. Solo a esa circunstancia podemos achacar la aparición en la lista de menciones a Franco, Hitler, Stalin, el actor porno Nacho Vidal, el jugador de póker Dan Bilzerian y el citado Trump, sobre el que se añade el comentario de coña ‘me gusta su pelazo’.
No busquéis en la lista ni al padre Ángel, ni a la madre Teresa de Calcuta, ni al Dalai Lama, ni a Rigoberta Menchú, ni a Jane Goodall, ni –por ir más con la actualidad- a Óscar Camps, de Proactiva Open Arms, la admirable ong que está salvando refugiados en el Mediterráneo. Nadie se acuerda de ellos o si lo hacen, no parece que nadie esté interesado en seguir sus pasos.
También dice mucho de mi oficio que no haya un solo periodista entre los más mencionados tanto por ellos como por ellas, si exceptuamos a Sara Carbonero, claro, que aparece entre las personas a imitar en la lista femenina, aunque me da que se lo ha ganado más por su faceta de influencer que por creadora de opinión o icono de credibilidad informativa.
Para terminar, otro detalle que me llama poderosamente la atención es que los encuestados citen a sus progenitores, es decir, que algunos los consideren personajes públicos -eso sí que es adoración-, pero me preocupa que ellas se acuerden de ambos, madre y padre, cuando ellos solo aspiran a emular a papá; al parecer la figura de mamá no les parece un ejemplo válido a imitar. Cría cuervos… Así que madres que tenéis hijos pequeños, empezad ya el trabajo, en vuestras manos está reconducir esta triste realidad.
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