La Asociación de la Prensa de Madrid celebra hoy elecciones para renovar su Junta Directiva. Estamos
llamados a votar más de 7.600 periodistas asociados que debemos elegir entre
dos candidaturas, la que encabeza la actual presidenta, Carmen del Riego, y la
que lidera una histórica, Victoria
Prego. Por primera vez desde su fundación en 1895, se disputan el cargo dos
mujeres.
Llevo asociada a la APM muy
poco, un año largo. Siempre me había resistido a entrar en un club que me
admitiera como socia, pero al final claudiqué, no por tener el beneficio de la
cobertura médica, que es lo que mueve a muchos, sino por sentirme parte de un
oficio del que mi devenir laboral me estaba empezando a alejar. Aún no he podido experimentar el sentido de pertenencia a este club (a no ser por los 66 euros que suelto al trimestre), ni por el momento tengo la sensación de haberle sacado partido a mi carnet. El caso es que la de esta mañana ha
sido mi primera visita a la APM y en los instantes previos me ha invadido cierto nerviosismo. La llegada a la sede de la Asociación, inaugurada en 1983 en la
esquina entre Juan Bravo y Claudio Coello, así, de primeras, impone, con ese monumento a la
libertad de expresión en el chaflán del edificio.
Luego,
una vez dentro, ha sido como recibir un curso intensivo de historia del periodismo español. No había visto nunca juntas a tantas veteranas figuras del oficio -flor y nata en una época- como en el cuarto de hora que he pasado allí, empezando por las dos candidatas que saludaban amablemente a todo el mundo, y terminando por el que fuera mi profesor de
Redacción Periodística, y de más de 10.000 alumnos -calcula- a lo largo de toda
su carrera docente, Enrique de Aguinaga, convertido ya en nonagenario y que no
ha perdido una pizca de sentido del humor a pesar del paso del tiempo y los
golpes de la vida.
He de mencionar que gracias a estar acompañada por mi penúltimo
jefe, Santiago Chivite, que ha oficiado de cicerone (yo para lo de las
relaciones públicas me reconozco incapaz), he podido saludar a reconocidos profesionales a los que admiro y a cuyo nivel difícilmente llegaré ya en
esta vida (quizá en la próxima).
Esta
noche se sabrá quién estará al frente de la institución los próximos cuatro
años. Podría decir cuál ha sido mi voto, pero a quién le importa. Vistos los
programas de gobierno de estas dos profesionales, estoy convencida de que, salga
quien salga, desde la institución tratarán de preservar los derechos de los
periodistas atendiendo a los retos a que nos enfrentamos y con claras
líneas de acción: combatir el desempleo en el sector, favorecer la adaptación a
los nuevos escenarios digitales, despolitizar los medios y defender la dignidad
de la profesión (#gratisnotrabajo).
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