Pasando la Semana Santa en Toro (Zamora), no me resisto a la tentación de hablaros de la calandraca del Imperial. La calandraca es un pincho típicamente toresano que empezó a servir hace años Emilio en el Mesón Zamora como una exquisitez que solo se despachaba los domingos para acompañar al vino. El resto de la semana, si querías maridar en este establecimiento, tenías que conformarte con cualquiera de las tapas de 'casquería' y demás partes del cerdo (oreja, morro, callos…) que rebosaban en fuentes de barro sobre la barra.
Con el tiempo otros bares del pueblo trataron de imitar la receta genuina con mayor o menor tino y el pincho dejó de ser ese oscuro objeto de deseo que asociábamos al aperitivo dominical. Ya era posible tomarse una calandraca en lunes, así que la tapa perdió parte de su gracia. Surgió entonces una especie de competición entre sus fieles por descubrir cuál de todas las variedades captaba mejor la esencia. Puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que el bar que mejor las prepara es el Imperial. Este templo del aperitivo está situado en los soportales de la plaza y lo llevan un par de hermanos encantadores -José y Raúl- que saben bien lo que es dirigir un negocio de estas características y que se dejan la piel en ello. Que yo recuerde, nunca he visto vacío este bar, siempre hay alguien apoyado en la barra degustando alguna de sus especialidades. Les cubren bien las espaldas en la cocina desde donde salen recién hechas la mayor parte de las tapas, incluida su deliciosa calandraca, una bomba atómica de calorías que contiene -¡atención, receta!-un pedazo de salchicha en el interior rodeada por jamón york y queso, todo abrazado por un rebozo de gabardina. Como siempre, el secreto está en la masa. Se te saltan las lágrimas con el primer mordisco. Si de acompañamiento la riegas con un vino tinto, la fiesta para el paladar está asegurada.
No te has pasado,realmente exquisitas.¡Calandracas!
ResponderEliminarNo te has pasado,realmente exquisitas.¡Calandracas!
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