Hace pocos días el ministro de Defensa de Serbia, Bratislav Gasic, fue destituido después de hacer un comentario desafortunado. Visitaba una fábrica acompañado de muchos periodistas. Una de las reporteras que formaba parte del séquito informativo, se arrodilló para permitir a sus compañeros pudieran tomar con sus cámaras las imágenes del acto. Fue entonces cuando el político vomitó su perla: “Me gustan las periodistas que se ponen de rodillas tan fácilmente”.
Uno o dos días antes, en nuestro país, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ante una pregunta de la periodista Ana Romero que debió considerar impertinente, inoportuna o que no estaba a la altura de un interlocutor de su nivel, comenzó su respuesta diciendo: “Bonito abrigo de pieles trae usted hoy”.
Apuesto a que si en ambos casos los periodistas hubieran sido hombres esos comentarios no se habrían producido o carecerían del matiz de género.
Lamentablemente la historia está llena de episodios como estos, en los que un hombre, intentando ser muy ingenioso, deja salir el machista que lleva dentro. No tiene que ver con la filiación política, la formación, la edad o el país. Por desgracia los hay de todos los colores y tamaños. Casi siempre después piden disculpas y lo atribuyen todo a un malentendido. Con suerte a alguno la parida le cuesta el puesto, aunque por lo general la polémica se diluye sin que le pase factura. Ya sabéis que aquí no somos muy de conjugar el verbo dimitir.
Si repasamos el "Hall of Fame" de los bocazas, hay que recordar al rey de los comentarios groseros que no vienen a cuento, el ex alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva. Son tantos sus momentos para la historia, que cuesta decantarse por uno. Quizá por ser uno de sus primeros hitos, habría que destacar cuando dijo aquello de "Cada vez que veo los morritos de Leire Pajín pienso lo mismo".
También Emiliano García-Paje en su momento llegó a comentar que el escándalo de los papeles de Bárcenas surgía porque los dirigentes del PP "no saben hacer nada sin la chacha", y concluyó con que dudaba que Mª Dolores de Cospedal supiera pasar la aspiradora.
El propio Alfonso Guerra muchos años antes sentenciaba en una entrevista: "Hay que convivir con la economía sumergida como con algunas mujeres. No se las puede eliminar".
Para enmarcar fue el comentario de Eduardo Zaplana, por aquel entonces portavoz del PP, que le soltó a la vicepresidenta Mª Teresa Fernández de la Vega a la vuelta de un viaje por África: "¡Cuánto ganaría la Cámara si usted, que es tan aficionada a disfrazarse de vez en cuando, un día, aunque solo fuera un día, se vistiera de vicepresidenta de Gobierno y cumpliera con su obligación!".
Mítica fue la cantada del que fuera brevemente presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, José Manuel Castelao, cuando dijo: "Las leyes son como las mujeres, están para violarlas".
Más recientemente, el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, en una entrega de diplomas a los mejores estudiantes de Selectividad, les animaba a celebrarlo en una fiesta a la que sugería acudieran de sport. Y por si no le habían entendido, remarcó “Las mujeres, cuanto más desnudas, más elegantes; y los hombres, cuanto más vestidos, más elegantes”.
Y por terminar de revolver estómagos escogiendo un plato exótico, algunos recordarán a aquel ministro egipcio, Salah Abdel Maksud, le dedicó a la periodista que le iba a entrevistar en Dubai TV, Zeina Yazjy, esta bonita frase: "Espero que sus preguntas no sean tan calientes como usted". A lo que ella respondió, "Mis preguntas son calientes, pero yo, por el contrario, soy bastante fría...".
Esto es solo la punta del iceberg -valga la expresión ya manida- de todo un pedazo enorme de hielo que nos va a costar mucho derretir. Porque lo que vemos a este "alto nivel" es reflejo de la sociedad en general, donde se mantienen vigentes estereotipos de género trasnochados y donde el sexismo empieza en el propio lenguaje y alcanza dosis delirantes en el ámbito del humor. Y ahí están las redes sociales para atestiguarlo.
Define la RAE el FEMINISMO como Ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres. Yo no me conformo con eso, quiero también el mismo respeto. Cada vez que un hombre la caga de esta manera, yo me hago más feminista.
Bien dicho!!!
ResponderEliminarYo también.
ResponderEliminarNo esperaba menos... ;-)
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