Nací en Toro que, como todo el mundo debería saber por su gran importancia en otros momentos de nuestra historia, está localizado en la provincia de Zamora. Allí ahora mismo hay un gran revuelo por el cartel seleccionado para anunciar las fiestas de Carnaval de este año. Por situar a quien lo necesite, el Carnaval toresano es antiquísimo. Hay que remontarse a 1590 para encontrar las primeras menciones, aportadas por las Madres Clarisas, hasta cuyo convento llegaba el alboroto que acompañaba a la época de Carnestollendas. Los carnavales de mi pueblo han tenido ordenanzas municipales que los regulaban a principios del siglo XX e incluso fueron de los pocos que, camuflados bajo el nombre de “Fiestas de Invierno”, lograron saltarse la prohibición franquista y seguir celebrándose. Toda esta larga tradición les hizo merecedores del título de fiesta de interés turístico regional en 1995. Son, por tanto, unas fechas importantes para muchos, no solo para los amigos de la juerga y el desenfreno, sino principalmente para los hosteleros que ven multiplicar sus ingresos con la visita de los turistas.
Pero volvamos a la encendida polémica que tiene su origen en el autor de la obra, el artista local Rufino González de Córdoba, conocido por todos como Rurro. El “pecado” que ha cometido ha sido inspirarse para crear el cartel en el cuadro de la Virgen de la mosca, una de las piezas más emblemáticas del patrimonio artístico del municipio, visible en la sacristía de la Colegiata de Toro, y sobre la que circulan diversas teorías a propósito de su procedencia y autor. Aunque lo que siempre ha llamado la atención por encima de cualquier otra cosa es precisamente el insecto que le da nombre, representado en la rodilla izquierda de la Virgen, sobre el manto rojo, con tal realismo que parece de verdad posado sobre la pintura fresca y atrapado para la eternidad. Rurro reinterpreta la estampa flamenca del siglo XVI inyectándole el espíritu carnavalesco. Para que podáis apreciar ambas obras y entender el conflicto, os las muestro a continuación.
El Ayuntamiento ha elegido este de entre todos los carteles presentados por su calidad, destacando la “gran idea” que ha tenido el autor al escoger este símbolo “para que protagonice una de las fiestas más importantes y que más une a todos los toresanos y toresanas” y hacerlo “desde el mayor de los respetos”. Aunque si uno lee los MÚLTIPLES REACCIONES publicadas en la entrada de Facebook mediante la que el Consistorio difundía la noticia, pronto repara en que no todo el mundo “comulga” con las ideas del Equipo de Gobierno -por cierto, del PSOE-.
Hay temas sobre los que es mejor no discutir porque las posturas suelen estar tan enfrentadas y ser tan opuestas e irreconciliables que sabes desde el principio que ninguno de sus defensores se apeará del burro. La política, el fútbol y la religión son tres de esos temas. Y lo que es peor, el debate sobre estos asuntos suele terminar en el fango del reproche y el insulto. Es un problema que arrastramos. Somos incapaces de dialogar, intercambiar opiniones o discutir sin terminar poniendo a caldo al que no piensa como nosotros.
No creo que en el ánimo de Rurro haya estado caer en la irreverencia o molestar a las gentes de fe. Tampoco mofarse de una obra de arte en el año en que Toro será sede de una cita artística de tanto renombre como LAS EDADES DEL HOMBRE. Todo lo contrario. Creo que su dibujo no atenta contra nada, ni siquiera contra las reglas del buen gusto. Otra cosas es que uno aprecie más o menos ese estilo pictórico. Y ¡ojo!, que en lo que se refiere a expresión artística tampoco ha inventado nada. Ya lo hizo antes Picasso con Las Meninas.
Y si hay que buscar una escena religiosa, ninguna mejor que La Última Cena de Leonardo da Vinci, que ha tenido REINTERPRETACIONES a porrillo, a cada cual de gusto más dudoso. E incluso algunas ciertamente interesantes, como la propuesta experimental del artista bilbaíno José Manuel Ballester, que creó nuevas versiones de grandes cuadros de todos los tiempo en las que borró las figuras originales para invitarnos a ver las obras desde otra perspectiva.
CONCLUSIÓN: no la hay. Salvo recurrir al chiste. ¿Qué es el arte?… Helarte es morirte de frío.
No tenia idea de lo histórico del carnaval.
ResponderEliminarPor lo demás, el cartel me gusta.