Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

sábado, 2 de abril de 2016

Cuánto vale un espectáculo

Ayer acompañé a mi hija al espectáculo 'The Next Step Wild Rythm Tour'. Está basado en una serie canadiense de Disney Channel que ficciona un reality show sobre los bailarines de una academia que pasan duras pruebas y compiten en concursos de danza. Mi hija se había enganchado a esta serie que ocupó la parrilla tras el fin de otra serie juvenil, la argentina 'Violetta', a la que también se enganchó… 

Compramos la entradas hará cuatro meses, en cuanto salieron -hay que darle algún incentivo para seguir siendo buena chica- y ya solo quedaban de las caras, así que me la envainé y pagué 45 euros del ala por cada una de las dos. Eso sí, eran en primera fila, eso es lo único que agradecí ayer, que nos daban acceso directo a lavabos no masificados, algo sumamente importante cuando vas con menores.

El espectáculo, en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, fue lo que yo entiendo por un camelo. Para empezar no estaban todos los artistas principales del elenco, solo media docena más alguno secundario de refuerzo. Debieron bailar unos doce números musicales entre coreografías grupales, tríos y duetos. El resto del tiempo se consumió en canciones con música pregrabada interpretadas por un par de jóvenes soseras a los que el escenario se les quedaba grande. También nos tragamos vídeos de la serie y sus actores protagonistas, y asistimos a diálogos absurdos del presentador con un público cuya media de edad debía rondar los 9 años. Solo diré que hubo un espacio para que los fans interrogaran a los bailarines sobre lo que quisieran y una niña, que a esas horas debería haber estado ya en la cama, le preguntó a uno de ellos si sabía nadar. Por cierto, ese fue el momento más original de toda la gala. Ese y la coreografía que trataron de enseñarnos y que mi hija me impidió practicar como el resto del aforo abochornada ante la posibilidad de que me pusiera en ridículo y, por extensión, también a ella. Con lo bien que he bailado yo toda mi vida... Aprovecho para dejaros aquí unos vídeos con alguno de los números musicales de la noche, que al menos me sirva de algo haberlos grabado.







No está mal, ¿no? Si yo no reniego de la danza, que me encanta, ni cuestiono el nivel de los bailarines, lo que me pareció fue un espectáculo muy pobre calidad-precio, diseñado sin duda a la medida de un público entregado y poco exigente, la audiencia infantil de Disney Channel. Y de lo malo-malo, yo solo me tuve que gastar la pasta en dos entradas, pero vi familias de cinco miembros. Echad cuentas.
   
Nunca he visto en directo a los Rolling Stones, algo de lo que ya pueden presumir hasta los cubanos. El último concierto que soy consciente de haber disfrutado de una artista al que deseaba ver -y sin niños de por medio- fue el de Fito Páez hace seis años en un teatro de la Gran Vía de Madrid. Creo que nunca en mi vida me he gastado 45 euros en una entrada para un espectáculo -por suerte el trabajo me ha permitido hartarme de conciertos por la patilla-, así que el bluff de ayer lo consideraría un fiasco, un tirar el dinero, si no fuera por haber visto a mi hija temblar como una hoja, gritar con cada pirueta y saltársele las lágrimas al ver a esta pandilla de bailarines dar volteretas sobre el escenario del Palacio de Congresos. Todo ello aún más amplificado después de que le dijera que en ese mismo lugar se había celebrado la ceremonia de los Goya y que justo en su asiento había estado sentada Belén Rueda. Con lo poco fetichista que soy yo y vaya si he parido una fanática.

1 comentario:

  1. Una hora de spa en Reebok sport La Finca son 35 euros cada uno...a que ya no te parece tanto gasto el concierto de la niña???

    ResponderEliminar