Pensaba que hoy no tendría tiempo de escribir nada. Llevo todo el día tratando de que mi casa parezca limpia y ordenada para que la niña francesa que llega mañana de intercambio piense que ha tenido mucha suerte con la familia que le ha tocado. Qué duras son las tareas domésticas. Y qué agotadoras. Y qué rápido hay que volver a meterse en faena. Seguro que cuando se presente nuestra huésped ya habrá vuelto a anidar el polvo en los muebles y por el suelo se habrán reproducido la arena y las migas.
Bueno, el caso es que hemos hecho un pequeño descanso en el zafarrancho para abastecernos de provisiones. Justo ahí, en el centro comercial, es donde he encontrado la inspiración. Y aunque sea breve, no me puedo resistir a dedicarle un post al asunto. Obsérvese el despliegue comercial que ha hecho el supermercado Alcampo de cara al Día de la Madre que se celebra dentro de una semana: dos estanterías repletas de productos con los que sueña una mujer que alguna vez en su vida ha dado a luz… o al menos eso deben pensar los responsables de marketing de la cadena.
Como habréis podido comprobar, encontramos todo tipo de electrodomésticos, desde el socorrido aspirador, hasta el robot de cocina, la cafetera, el exprimidor, el microondas, la tostadora o cualquiera de los múltiples inventos que nos han hecho más sencilla la vida en la cocina. También sugieren otros pequeños aparatos creados para contribuir a la belleza femenina: una amplia gama de depiladoras, planchas para el cabello, rizadoras o secadores. No falta en esta sección con promociones maternales el menaje para el hogar y, naturalmente, las tradicionales flores. La mejor manera de felicitar a mamá debe ser regalándole algo para que se sienta una feliz amita de su casa.
Quizá no me he fijado bien, pero no me ha parecido que en las estanterías dedicadas a ofrecer ideas para regalar a las madres hubiera libros, ni de papel ni electrónicos; no encontré smartphones, ni relojes, ni tablets, ni ordenadores, ni gadgets de ningún tipo, ni cámaras de fotos, ni auriculares, ni música… Para qué. Una madre solo aspira a tener una buena vajilla en la que servir la comida caliente a sus vástagos, un aspirador para declarar la guerra a las pelusas del parquet y, como deferencia a la típica preocupación femenina por nuestro aspecto físico, una depiladora para lucir una piernas suaves sin vello que el papá de nuestros hijos quiera acariciar.
Quizá no me he fijado bien, pero no me ha parecido que en las estanterías dedicadas a ofrecer ideas para regalar a las madres hubiera libros, ni de papel ni electrónicos; no encontré smartphones, ni relojes, ni tablets, ni ordenadores, ni gadgets de ningún tipo, ni cámaras de fotos, ni auriculares, ni música… Para qué. Una madre solo aspira a tener una buena vajilla en la que servir la comida caliente a sus vástagos, un aspirador para declarar la guerra a las pelusas del parquet y, como deferencia a la típica preocupación femenina por nuestro aspecto físico, una depiladora para lucir una piernas suaves sin vello que el papá de nuestros hijos quiera acariciar.
En fin. Se me va echando el tiempo encima, así que me vuelvo a mis tareas del hogar.
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