Estos días hay dos preguntas que se repiten machaconamente: Por qué ha caído España en octavos de la Eurocopa y por qué han fallado las encuestas que aventuraban un adelantamiento de Podemos al PSOE por la izquierda, e incluso un empate de los morados con el PP. En ambos casos he llegado a escuchar y leer tal sarta de incongruencias que no me resisto a zumbar hoy por ahí.
Vivimos en un país donde tan pronto elevamos ídolos a los altares como los derribamos y enterramos bien profundo, no sin antes atizarles de lo lindo. El tiempo medio de éxito y gloria suele ser breve, las modas nos duran lo que son capaces de entretenernos, en cuanto la novedad deja de serlo se nos baja la libido y buscamos rápidamente un recambio para reiniciar el furor.
Del Bosque era la leche hasta que perdimos con Italia, que se convirtió en cuajada. No había terminado el partido y ya se estaba debatiendo sobre su continuidad como seleccionador, cuando solo una semana antes estábamos aprendiéndonos de memoria la canción de la Niña Pastori y pintándonos la cara de rojo y amarillo. Ahora ya nos parece que el mister está mayor, que su ciclo ha terminado, y buscamos un recambio más fresco y joven. Y así con todo.
¿Recordáis a Teresa, la mujer de 74 años de Jarandilla de la Vera, que fue noticia durante un par de días por protagonizar un vídeo de Podemos? Cambiaba la estrategia, ya no se asociaba el partido emergente solo con gente joven, también sintonizaban con abuelos como esta mitinera que daba estopa al PSOE y en general a los políticos ladrones. Los seguidores de la formación elogiaban a aquella mujer mayor y ponían en valor la sabiduría que da la edad, la vida y la experiencia. Pero en cuanto Podemos se estrelló y no consiguió el éxito esperado, entonces resultó que la edad era un lastre que no te deja pensar con claridad. Los viejos ya no son tan sabios y tan pintorescos… Bueno, eso es lo que piensan algunos listos sobre algunos mayores, a los que tildan de miedosos, tontos y paletos por votar -dicen- a los de siempre aunque les roben.
Me fastidia que la edad sea tan determinante para todo y que se acomode a los intereses y circunstancias de cada uno. Que haya que desconfiar por sistema de los jóvenes por ser inexpertos, pero luego laboralmente haya empresarios que se beneficien de esta mano de obra barata y dócil. Que se hagan chistes sobre los mayores, sus frecuentes visitas al médico a por recetas, su conservadurismo y sus excursiones, pero luego haya un amplio porcentaje de abuelos que sostienen a familias y favorecen la logística con los nietos. Que si el PP saca mejor resultado de lo esperado y Podemos peor, sea porque los viejos han votado a los de siempre. Y que se sigan haciendo chistes con Errejón y su aspecto de niño cuando ya ha demostrado que tanto intelectual como verbalmente se le nota mejor dotado que el 95% de los nuevos inquilinos del Parlamento. Y me fastidia que se vaya arrinconando a mentes privilegiadas porque tienen arrugas para poner en su lugar a rostros tan lisos como su encefalograma. Me gustaría poder escuchar, leer, ver en puestos de responsabilidad de cualquier ámbito a personas brillantes independientemente de su edad, no a mediocres colocados por obra y gracia de alguien que ha pensado que viste más un cantamañanas de 30 o un soplagaitas de 60.
No me gustan las prohibiciones, pero ya puestos yo prohibiría confesar la edad, desvelar ese dato no lleva asociados más que prejuicios. La infancia, la juventud, la madurez, la vejez son estados temporales y pasajeros, que conducen a donde ya sabemos. Todo aquel que desprecie a los mayores, que piense que en su pecado lleva la penitencia; un buen día, sin tardar mucho, se habrá convertido en aquello que detestaba. Y otra cosa más. La juventud se pasa, la estupidez no, así que todo indica que además de hacerse viejo, seguirá siendo estúpido.
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