Hoy es mi cumpleaños y me voy a regalar una gala de los
Oscar. Me la habría regalado igualmente aunque no existiera esa agradable
coincidencia, porque seguir en directo este evento es una de mis aficiones
desde que tengo uso de razón y desde que se retransmite en España, claro. Lo
poco conveniente de la hora no ha sido nunca obstáculo para mí. En ocasiones
directamente he empalmado la gala con el trabajo. Un año incluso tuve la
fortuna de participar en un programa especial en Onda 10, la cadena musical que
tuvo Onda Cero antes de Europa FM, en el que cuatro frikis aficionados
retransmitimos la ceremonia pirateando la señal internacional con ayuda de un
compañero con parabólica… ¡Qué tiempos! El caso es que nunca me ha echado atrás eso de
perder horas de sueño por ver la alfombra roja, los esmoquins, los diseños
exclusivos, los números musicales, las sorpresas, las lágrimas, los agradecimientos… en
definitiva el espectáculo de la fiesta más importante de la industria del cine.
En la edición de este año el morbillo está en ver si por fin
Leo DiCaprio recoge su primer estatuilla por su papel protagonista en “El
renacido”. Todo apunta a que así será, después de haberse llevado el Globo de
Oro, el Bafta, el premio del Sindicato de Actores y el Critics’ Choice. Pero por si fuera necesaria algo de presión
extra, ha surgido a nivel internacional un clamor popular exigiendo la
estatuilla para el actor y convocando a sus fans a macroquedadas para
festejarlo en el caso de que finalmente ocurra. En Madrid el lugar para
celebrar el acontecimiento es la plaza de Colón y en Barcelona la cita será en
la Plaza de Catalunya. Por todo el mundo, a
través de las redes sociales, medio en broma, medio en serio, va adelante
este movimiento #TodosSomosLeo a favor de un actor al que se le ha
resistido el Oscar a lo largo de su carrera, unas veces porque directamente la Academia le ha escatimado la nominación y otras porque
los miembros de la industria han decidido darle de lado. Su mala suerte podría
cambiar esta noche. Desde luego es su interpretación la que sustenta toda la película y se merece un premio. No tuvo que estudiar mucho el guión, porque tiene poquísimo texto, básicamente lo que hace es sufrir y luchar por sobrevivir. Para mi gusto a la película del mejicano -tan fría como el paisaje en el que se desarrolla- le sobra una hora de metraje y algo de material gore. Eso no significa que no me atreva a apostar por ella en mi porra de los Oscars. Aquí podéis verla. Para esta
edición no tengo el olfato fino, así que no descarto una debacle en mis
predicciones. Eso sí. El premio para Leo lo acierto sí o sí.
Buena velada! !
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