Sí, lo confieso, los últimos años de mi vida laboral he sido
asesora a dedo en un ayuntamiento. Esto hay que soltarlo así, utilizando la
fórmula de Alcohólicos Anónimos, y sin avergonzarse. Porque puedo asegurar que
nada hubo de vergonzoso ni inapropiado en el trabajo que realicé ni en la
manera en que accedí al cargo. Andaba yo trabajando en la radio, con turno de
noche, moviéndome como una zombie por la vida, cuando un colega me avisó de que
cambiaba de empleo y buscaban un sustituto para ocupar su puesto en el Gabinete
de Prensa del ayuntamiento donde trabajaba. La posibilidad de reencontrarme con
la vida diurna, la comodidad de trabajar al lado de casa y el hecho de poder
seguir compaginando mis dos facetas, de profesional y de mamá, me convencieron para
dar el paso. No tenía ningún grado de consanguinidad con alcalde, concejales, ni con el mismísimo jefe de prensa. No militaba en el partido gobernante,
ni siquiera simpatizaba. Tampoco me unía ninguna amistad con nadie del entorno
municipal, de hecho no me conocían. Digamos que mi única referencia para
conseguir el puesto fue el compañero que se marchaba y con el que había
trabajado hacía años.
Quiero decir con todo esto que ser personal eventual, de
confianza o asesor a dedo, como se quiera llamar, no significa automáticamente ser
un paniaguado. Probablemente resultaría más justo hacer una selección por
méritos o una oposición para ese empleo, pero los puestos de
periodistas en los Gabinetes de Prensa de los ayuntamientos, por lo general
–siempre hay excepciones-, no existen en el catálogo de funcionarios, por
tratarse de técnicos que manejan información sensible que no puede quedar al
albur de cualquier empleado fijo que pueda utilizarla, por ejemplo, como arma
arrojadiza en un conflicto laboral.
Yo fui una anomalía dentro de este engranaje, porque lo
habitual en las administraciones públicas es rodearte de personas conocidas o de la confianza de tu entorno, dispuestas a asumir ese
tipo de trabajo, que no solo exige capacidad, sino también discreción y total
disponibilidad. Tras unas elecciones y la distribución de diputados, senadores o
concejales, llega el momento de repartirse también los puestos de libre
designación y es lógico que si puedes contratar a cualquiera y
tienes un sobrino muy preparado pero en paro, optes por darle el trabajo a él.
Será más o menos cantoso, pero mientras exista esta figura todos los partidos
podrán libremente contratar a quien les venga en gana, igual que pasa en las
empresas privadas, aunque esto sea una administración pública y los sueldos los
paguemos entre todos. Lo hemos visto con todos los partidos que han gobernado. Han sido recurrentes las informaciones sobre PP y PSOE a propósito de este capítulo, y ahora le toca el turno a la formación de Manuela Carmena, según detalla estos días Ciudadanos. En eso la nueva y la vieja política no se distinguen. Otra cosa es que el colocado -primo, cuñado o amigo de
turno- cometa una auténtica tropelía en el ejercicio de sus funciones y entonces
sea cuando toque pedir explicaciones y responder contundentemente.
Considero mucho más sangrante encontrar casos de trabajadores en nómina municipal que acceden a ese puesto para toda la vida mediante una “discreta ayudita” del gobierno de turno. Seguro que más de uno conoce auténticas sagas familiares en ayuntamientos próximos que inducen a pensar si la genética puede predisponer a determinados individuos hacia el funcionariado. Pero eso no escandaliza a nadie.
Considero mucho más sangrante encontrar casos de trabajadores en nómina municipal que acceden a ese puesto para toda la vida mediante una “discreta ayudita” del gobierno de turno. Seguro que más de uno conoce auténticas sagas familiares en ayuntamientos próximos que inducen a pensar si la genética puede predisponer a determinados individuos hacia el funcionariado. Pero eso no escandaliza a nadie.
Esa foto no te favorece nada!!
ResponderEliminar¿Tú crees?
EliminarEstoy de acuerdo contigo (y van...) en el fondo del asunto. No se puede hacer demagogia con ciertos puestos "a dedo", pero siempre que el que lo ocupe sea profesional en su trabajo. Somos muy proclives a ver el enchufismo en familia ajena, pero ya me gustaría ver si alguien se resiste a echar una mano a un familiar que lo está pasando mal (y que pueda casar con el perfil a cubrir).
ResponderEliminarTú persevera: el que busca lo consigue. ;-)
No me va a quedar más remedio que seguir tu sabio consejo ;-)
EliminarGracias!