Hace un par de días por fin pude ver "Truman", la última de Cesc Gay, candidata a hacerse con el premio a la mejor película en los Premios Goya que se entregan esta noche. Me harté de llorar. El realizador, que también ha escrito el guion junto con Tomás Aragay, demuestra un enorme talento para ir narrando una historia realmente dramática de manera contenida y con un punto de humor negro y ácido. Y qué acertada está la dirección de actores y, en especial, la interpretación de Javier Cámara, que levanta a pulso ese papel de amigo que asiste descolocado y con cara de circunstancias al terrible destino que le espera a su colega, y todo con una naturalidad pasmosa. Una mirada, un abrazo, una sonrisa, cada gesto contribuye a hacer avanzar la trama y en ocasiones hasta son suficientes. Hasta el perro resulta natural y adorable.
Después de verla me parece aún más difícil adivinar quién se merece más la preciada estatuilla. De las cinco que se la juegan también he visto "Un día perfecto", de Fernando León de Aranoa, otro peliculón con reparto y fachada internacional. El cine español de hoy es como el actual vino de Toro, ya no rasca, ya no parece burdo ni provinciano. Se puede medir de tú a tú con cualquier superproducción norteamericana. Benicio del Toro y Tim Robbins conforman una de las más deliciosas parejas del cine y están más que convincentes. También me dejó tocada la historia, los personajes, y me hizo reflexionar sobre el absurdo del género humano, algo que agradezco profundamente, que me hagan reflexionar -digo-.
Y la tercera que también he disfrutado ha sido el debut en el largo de Daniel Guzmán, "A cambio de nada", magnífica ópera prima que augura un prometedor futuro para este principiante al que se le nota que adora el cine. Su película es tierna y dura, incómoda a ratos, próxima y muy real. Una historia para proyectar en los institutos, en residencia de mayores y de obligado visionado para aquellas parejas que deciden separarse y son incapaces de terminar la relación sin pasar sobre los hijos como apisonadoras.
La que triunfe esta noche tendrá una segunda oportunidad de aumentar los ingresos en taquilla, porque eso de que ganar siempre da oxígeno. La pena es que no puedan beneficiarse todas de esta circunstancia. Si los premios son perversos desde el mismo momento en que parten de un descarte -como en Los inmortales "sólo puede quedar uno"-, esta edición de los Goya va a ser más injusta si cabe, porque cualquiera de las cinco seleccionadas en la categoría estrella de estos galardones se merecería un maño cabezón y un "entradas agotadas".
Yo con Truman!!! Pero no he visto la novia,puede que al hacerlo cambie de opinión. Y El desconocido?
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